diciembre 4, 2024
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Carlos Álvarez

Un proceso reñido se avizora

enero 26, 2024 | 334 vistas

El proceso electoral que se realizará el dos de junio próximo será de los más reñidos y complejos que se hayan registrado en México.

En los comicios estará en juego la Presidencia de la República, el Congreso de la Unión, Senaduría, ocho gubernaturas, la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; además, se renovarán los 31 Congresos locales, Ayuntamientos, Juntas Municipales y Alcaldías. En total se elegirán más de 20 mil cargos.

Las gubernaturas que se habrán de renovar son las de Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.

Así también el Senado de la República, se disputarán 128 escaños, los cuales están conformados de la siguiente manera: 64 senadurías por el principio de mayoría relativa; 32 senadurías por el principio de representación proporcional y 32 senadurías de primera minoría.

Asimismo, los mexicanos tendrán el derecho y el deber de elegir quiénes serán los próximos diputados que legislen en el Congreso de la Unión, el cual está integrado por 500 diputados federales, conformado de la siguiente forma: 300 diputaciones por el principio de mayoría relativa y 200 diputaciones por representación proporcional.

Durante este proceso electoral, se estima que participen cerca de 96 millones de mexicanos, por lo que será la elección más grande de la historia de México.

La disputa por el poder será férrea y desgastante, sin dejar a un lado la guerra sucia y las descalificaciones. No hay nada para nadie, los resultados de las elecciones se definirán hasta el último momento.

Ningún partido la tiene fácil para mantener su permanencia en sus distritos, municipios, congresos estatales y el federal, o los estados que estarán en juego.

El hartazgo de la población por los malos gobiernos está latente y presente, han sido considerados como pésimos los trabajos y resultados de las autoridades hacia la población que representan, quedando de manifiesto, a través de calles destrozadas y desaseadas, pésimos servicios de recolección de basura, áreas y sectores sin alumbrado público, parques, jardines y plazas abandonadas, localidades con carencia de agua, sin proyectos hidráulicos, aunados a los problemas de inseguridad y violencia por el que se vive en varias regiones.

El arma perfecta que hoy en día utilizan los partidos, los aspirantes a cargos de elección popular y las autoridades que de ellos emanan es la simulación política, la cual estará presente en todo momento en el proceso electoral que se avecina, y se tratará de sacar el mejor provecho de ella.

Lo cierto es que la población está consciente de su entorno, de la situación que priva en sus localidades; de la ciudadanía dependerá las victorias, los triunfos o los fracasos de los partidos y sus candidatos en las urnas.

Desde la administración gubernamental del nefasto Gustavo Díaz Ordaz, México vive una preocupante crisis social y política, tanto en el gobierno como en los partidos políticos.

El medio de defensa, de captación y aceptación ciudadana es la estrategia de la simulación, en la que todo parece estar bien, aunque poco funcione en la realidad.

La configuración de simulación se convierte en una de las claves para comprender la experiencia extrema de la modernidad radicalizada, junto al concepto de ilusión y de realidad, que conlleva a una virtualidad, que genera y se convierte en hiper-realidad.

Sólo basta recordar, leer y reflexionar la literatura y el pensamiento del magnífico maestro Jean Baudrillard, filósofo y sociólogo francés a través de sus libros “Simulacro y Simulaciones”, “Crítica de la Economía política del signo” o “El crimen perfecto”.

De acuerdo con sus tesis, Estados Unidos ha construido para sí un mundo que es más que real, así nos enfocamos en Disneylandia, cuyos habitantes viven obsesionados con la fantasía, evitar el paso del tiempo y la objetivación del ser, aún más, la autenticidad ha sido reemplazada por la copia (dejando así un sustituto para la realidad), nada es real, y los involucrados en esta ilusión son incapaces de notarlo, lo que se vive en México, con el mismo modelo.

Para el francés Jean Baudrillard, Disneylandia no es más que un engaño, creer que Disneylandia es un lugar fantasioso y Estados Unidos es verdadero, es el crimen perfecto de la hiperrealidad.

Aquí en México se aplican los mismos principios y teorías del francés, desde Tijuana hasta Chihuahua son ejemplos de ciudades hiperreales, basado en sus escenarios casi de ficción, donde la técnica replica los signos de estas ciudades casi de forma industrial y pacifistas, pensemos en las palmeras de Acapulco, o en los edificios de San Pedro, Nuevo León.

Queda de manifiesto decir, que ni los acuerdos políticos, ni las reformas por las que ha atravesado el país, ni los programas sociales o el crecimiento económico de los últimos años, han tenido un efecto significativo en la redistribución de la riqueza en el país.

En esta dimensión la crisis que vive el país va más allá de gobiernos y partidos, solo basta ir al supermercado para constatar los precios de la canasta básica, por ejemplo, el kilo de cebolla blanca tiene un costo de 58 pesos, cuando hace pocos meses registró un costo de 20 pesos por kilo, o el precio del tomate bola cuyo costo oscila en los 65 pesos por kilo y del precio de kilo de carne mejor ni hablar…

Los escándalos, el nepotismo, abuso de poder, la corrupción por la que ha atravesado México, el influyentismo, el compadrazgo, y la pobre percepción de mejoría con la alternancia partidista ha derivado un desencanto social y democrático por la clase política que nos representa.

México vive en un universo donde aquí no pasada nada…y vamos avanzando…

“El simulacro nunca es aquello que oculta la verdad, es la verdad lo que oculta que no hay verdad alguna. El simulacro es cierto.”

Jean Baudrillard.

Así las cosas…

Y Usted, ¿qué opina?

Nos vemos en la próxima.

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