Oscar Pineda
Con una mayoría calificada asegurada la bancada de Morena y sus aliados tendrán en sus manos, a partir de octubre, el poder para romper de un tajo y para siempre, los candados legales que les dejó la pasada administración estatal.
La 66 Legislatura o, mejor dicho, el nuevo grupo parlamentario de Morena, deberá darle vuelta a la hoja lo más pronto posible y olvidarse de lo sucedido en la 65.
Los legisladores morenistas, ahora bajo la dirección del reynosense Humberto Prieto Herrera, no tendrán tiempo para perder y deberán iniciar con la demolición de la muralla legal que les dejaron de herencia y que tantos dolores de cabeza les sigue dando.
Ni Prieto ni sus compañeros de bancada se pueden dar el lujo de repetir lo que sucedió en esta legislatura en donde, primero, la lucha interna por la Jucopo los hizo llegar debilitados.
Fue la misma lucha de las tribus lo que propició la caída de Armando Zertuche como pastor legislativo y dio paso a la llegada de Úrsula Salazar Mojica, no sin antes recibir un madruguete del PAN, quien les arrebató la Junta de Coordinación.
Aunque algunos morenistas quieren justificar lo injustificable diciendo que fueron la primera línea de combate contra el régimen cabecista, lo cierto es que cada quien se movió acorde a sus intereses o al de sus jefes de grupo.
En repetidas ocasiones Humberto Prieto ha mencionado que uno de los propósitos para la próxima legislatura es elevar el nivel de debate parlamentario.
Ha mencionado la intención de privilegiar el diálogo entre los diferentes grupos parlamentarios y la construcción de acuerdos, cosa que para ser honestos me parece bastante complicado.
En la Legislatura 66 el bloque panista es inminentemente cabecista y con toda seguridad vendrán dispuestos a convertirse en la piedra del zapato de Morena, aun cuando no tengan mayoría.
EL PERSONAJE
El dilema en el que se encuentra el Auditor Superior Francisco Noriega Orozco no es cosa menor y podría ocasionar incluso su salida.
Lo que se sabe es que Noriega cometió el pecadillo de dobletear sueldo cuando estuvo en la Secretaría de Economía.
Presuntamente mientras en la dependencia recibía un sueldo como funcionario de primer nivel también cobraba como maestro en la Secretaría de Educación, lo cual está prohibido por la Ley.
¿Qué pasaría si Noriega es encontrado responsable de haber cometido una falta como la mencionada y tuviera que separarse del cargo?
En realidad, no pasaría nada, los cargos públicos no son para siempre y con toda seguridad encontrarían un reemplazo en menos de lo que canta un gallo.
Tampoco sería un duro golpe para la 4T como algunos suponen pues las acciones de los servidores públicos son siempre a título personal, bueno las malas.
Por lo pronto el Congreso se ve en la necesidad de medir con la misma vara al auditor de su grupo ¿lo harán?
POSDATA
Quién iba a pensar que Susana Zavaleta pondría al alcalde Victoria en el top de las tendencias regionales… Dicen que ahora hasta Franco Escamilla está preparando chistes sobre los baches de Lalo.