María José Zorrilla.-
Mientras me dirigía al banco por la avenida principal de Puerto Vallarta fui detenida por la policía vial. Se me acusaba de haberme pasado el semáforo en rojo cuando en realidad estaba en ámbar y ya para cruzar se puso en rojo, pero por la inercia era preferible no frenar. Ya había tenido incidentes previos por realizar esa acción. Eran dos policías mujeres las que conducían la patrulla de tránsito. Me pidieron mis documentos y se los enseñé con amabilidad, aunque aclaré que no fue un paso flagrante en rojo sino en un amarillo que se puso en rojo al momento de ya haber empezado a cruzar la calle. Tajante la primera oficial aseveró -era rojo. Yo argumenté que en otra ocasión por amarrarme me habían dado un golpe atrás y en otra más yo había dado un golpe a un taxista. En eso la otra oficial me dice que venía a exceso de velocidad. Ante esa aseveración totalmente falsa, maliciosamente pensé -quieren forzar la situación para que tal vez yo afloje una buena mordida. Realmente nunca la pidieron, pero mi reacción casi sin pensar fue no tiene caso discutir, mejor déme la multa y mis documentos por favor. Todo fue en los límites de una cordial compostura de ambas partes y nos despedimos ya con mi multa en mano. Al llegar a la casa traté de consultar exactamente cómo procede legalmente la situación del ámbar. Interesante descubrir cómo surge el ámbar y remitirme a los orígenes del semáforo que al igual que la luz preventiva tiene muchas aristas y puntos de vista. En curiósfera-historia.com le dan el crédito a Garrett Morgan hijo de antiguos esclavos nacido en Kentucky en 1877 quien tuvo poca educación formal, pero le gustaba experimentar con máquinas mientras se ganaba la vida reparando máquinas de coser, fue el precursor de la máscara antigas para los combatientes de la Primera Guerra Mundial y también el inventor del semáforo en sus incipientes comienzos. Para Wikipedia el primer semáforo fue el diseñado por John Peake Knight instalado en Londres en 1868. Esas primeras incursiones por organizar el tránsito seguían provocando accidentes ante solamente dos opciones o pasas o no pasas y es cuando William Potts en 1920, inventor de varios semáforos añade la luz amarilla. Finalmente, Wikipedia sí reconoce que Garrett Morgan consiguió la primera patente de semáforo en 1923, la que posteriormente vende por 40 mil dólares a la General Electric. Lo interesante es que a la par de lo ambiguo del ámbar es la historia del semáforo. En mi investigación superficial sobre el ámbar no conseguí el manual de tránsito de Jalisco sobre el amarillo, pero en Puebla por ejemplo menciona que la luz amarilla es una señal de prevención para que vehículos y peatones que estén frente al semáforo disminuyan la velocidad y anticipen que está a punto de aparecer la luz roja. En el Estado de México el reglamento es más riguroso y dice abstenerse de pasarse las señales rojas o amarillas en los semáforos. En la Ciudad de México tiene preferencia de paso el conductor que transite por la vía cuyo semáforo esté destellando en color ámbar sobre el conductor que transite por una vía cuyo semáforo esté destellando en color rojo. Y si bien es importante que peatones y conductores se abstengan de pasar, se refiere a la excepción cuando el vehículo se encuentre ya en ella, o el detenerlo signifique por su velocidad peligro a terceros u obstrucción del tránsito, casos en los cuales el conductor completará el cruce con las precauciones debidas. Y es precisamente en esta zona donde muchos oficiales aprovechan para multar o sacar tajada de la situación. Para mí no es la primera multa que me ponen por pasarme en amarillo. Y esto implica que los oficiales de tránsito, según lo expone el propio reglamento de la Ciudad de México, no están haciendo bien su trabajo y es causa común de enojo de muchos conductores que fueron infraccionados por pasarse un rojo que era ámbar. El semáforo es un dispositivo que sirve para regular el tránsito, no para generar caos. Ante un enfrenón brusco en amarillo, es más factible que se produzca un choque con el de atrás, que pasar el ámbar con precaución. Es claro el reglamento al establecer que quienes circulan por la calle donde está la luz intermitente tienen derecho de paso contra los que están del otro lado esperando y todavía no se pone verde. Cuando se trata de paso en ámbar, para tránsito puede significar una jugosa propina, pero quise traerlo a colación porque hay un gran sentido de impotencia cuando no se infringe una ley y uno es presa de la autoridad que más que rigorista busca a toda costa sacar ventaja de una situación ambivalente. Sin temor a equivocarme, creo una gran mayoría de los conductores hemos tenido el infortunio de vivir esa mala coincidencia del ámbar con una patrulla semi oculta y en el “toma y daca”, el resultado es un forzado desembolso en forma de multa o de mordida.