Claudia Vázquez
Bien dicen, que nunca se puede estar tan mal, que no se pueda estar peor, y esta frase sin lugar a dudas que le queda a la perfección a la Capital de Tamaulipas, que pasó de ser una ciudad limpia y tranquila, a estar llena de basura, y lo que es peor, ocupar el nada honroso primer lugar de todo el Estado, en la comisión de delitos del fuero común durante el año 2024.
De acuerdo con las estadísticas de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas, en el renglón de los delitos del fuero común con mayor incidencia en la entidad, Victoria registró casi cinco mil denuncias, cifra que lo ubica en el primer lugar con el índice más alto con un 12.8 por ciento de delitos por cada mil habitantes.
Y como Pitágoras no se equivoca, eso significa que se encuentra en un 50 por ciento más, que el segundo lugar, que es la ciudad de Reynosa.
De ahí que resulte inexplicable que Victoria supere a esa ciudad fronteriza que es el municipio más poblado de Tamaulipas, y por ende debería tener mayores problemas sociales, entre estos la comisión de delitos de toda índole.
No cabe duda que las estadísticas de la dependencia oficial pintan en su justa dimensión a la capital tamaulipeca; una ciudad carente de seguridad pública, en donde la prevención del delito dejó de ser prioridad y en consecuencia el “disparo” de ilícitos como el robo en todas sus modalidades, daño en propiedad ajena, las amenazas y hasta la violencia familiar.
Y el problema radica en que nadie enfrenta la problemática, por un lado, la famosa mesa de seguridad, que se presume es donde se analiza este tipo de situaciones y se instrumentan estrategias de prevención.
Por otro lado, la obligación y compromiso del alcalde Eduardo “Lalo” Gattas, que, en su calidad de primera autoridad de la ciudad e integrante de la famosa mesa de seguridad, no se “faje” para demandar que en forma conjunta se ataque el problema.
Hoy por hoy, el robo en sus diversas modalidades es considerado el delito número uno dentro del catálogo delincuencial del país, y se puede entender, pero como aceptar que una ciudad, además capital, y con un número poblacional promedio registre el mayor número de delitos del Estado.
Eso solo demuestra que la autoridad en este caso el alcalde, no tiene idea de lo que sucede en su municipio, y eso deja dos percepciones, una, que está solo en su gobierno, o dos, que no tiene el menor interés por cumplir con su obligación.
En fin, hoy la Capital de Tamaulipas está en un mal momento, esperemos que no termine peor en los dos años que faltan para que concluya este gobierno municipal.
Y pensar, que creíamos que antes estábamos peor…
