CAPACES DE TODO.- No deja de ser sospechoso el resurgimiento de la violencia delincuencial en la víspera de la elección del 2024.
Y es que, conforme se acortan las fechas electorales, hay municipios donde repentinamente han comenzado a recrudecerse los episodios de narco-balaceras, ejecuciones, bloqueos carreteros y hasta asaltos a autobuses de pasajeros.
Caso concreto los de San Fernando, Reynosa y Matamoros.
En la década pasada, cuando Tamaulipas entero vivió una de las peores épocas delincuenciales en su historia, hubo una explicación al fenómeno criminal. Fue público que la guerra la originó el “divorcio” que enfrentaron los dos grupos criminales que operaban en el estado.
¿Pero ahora? ¿Cuál es la explicación a la violencia criminal?
La verdad, sería muy lamentable que ese crecimiento delincuencial sea parte de una estrategia perversa para infundir miedo en la sociedad, y a la vez para descalificar al partido en el poder ante los ojos ciudadanos.
Desde luego que se trata de una tesis imposible de probar, porque ni modo de preguntarles por ello a los líderes criminales, pero la sospecha de una violencia inducida, está presente. Hay actores políticos que, aunque usted no lo crea, son capaces de todo, hasta de detonar una “narco-guerra” con tal de ganar una elección.
Como quiera que sea, ojalá que los gobiernos, el federal y estatal, encuentren la forma de evitar que esa violencia delincuencial siga escalando y sembrando terror entre la población.
CON ALFILERES.- La reciente designación de, Francisco Noriega Orozco, como el próximo Auditor, está sostenida con alfileres.
A cualquier abogado que uno le pregunte, le dirá que el nombramiento otorgado por la Junta de Gobierno del Congreso del Estado, el pasado 15 de diciembre, no resistirá un amparo.
Dan como un hecho que, el todavía titular de la Auditoría Superior del Estado, Jorge Espino Ascanio, buscará la protección de la justicia federal a su derecho de buscar la reelección, y auguran que, si o si, los tribunales le darán la razón, lo que implicará la anulación de la designación de Noriega.
Espino Ascanio sabe que nunca lograría la reelección porque al PAN no le alcanzan los votos para ello, pero es casi un hecho que se amparará por dos razones: una, porque así se lo ordenará el exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca; y dos, porque no se trata de ganar el amparo, sino de echar abajo la maniobra morenista.
Ocurrirá lo mismo que con el fiscal anticorrupción, Raúl Ramírez Castañeda, quien con un amparo invalidó la ocurrencia de la Diputación Permanente de nombrarle un interino.
Frente a ello, uno se pregunta: ¿En serio, no hay alguien, con un poco de sentido común, que anticipe esos escenarios?
EL SEÑUELO.- Por cierto, la ruta legislativa que usó Morena para concluir con la designación de un auditor interino, tiene autoría del PAN. La anterior legislatura la inventó, aunque no le alcanzó el tiempo para utilizarla.
Está bautizada como “La ruta del señuelo”. Consiste en proponer para un cargo a un profesionista, como ocurrió el pasado 15 de diciembre con el joven, Oscar López Meléndez, trabajador del mismo Congreso del Estado, quien fue propuesto para Auditor Superior del Estado.
En realidad, la bancada morenista nunca tuvo la intención de que López fuera electo. Tan no la tuvo que, cuando el dictamen llegó al Pleno, todos los diputados de Morena votaron en contra de su misma propuesta.
Fue así porque la idea era solo agotar el procedimiento legislativo para que luego, como lo establece la ley, previamente reformada, la Junta de Gobierno quedara en condiciones de designar al interino, como ocurrió con Noriega, quien era en realidad el “gallo” guinda para suceder a Espino.
La estrategia del “señuelo” incluye pausar el desarrollo de la Plenaria para que la comisión legislativa competente desahogue el dictamen respectivo, tal cual ocurrió ese día.
¡Qué cosas estamos viendo!
ASI ANDAN LAS COSAS.