Rogelio Rodríguez Mendoza
El debate nacional de moda está centrado en la reforma constitucional para impedir el nepotismo político, a través de la cual se busca evitar que gobernantes y legisladores sigan heredando el cargo a sus familiares.
Antes de entrar en el análisis, resulta conveniente precisar lo que es el nepotismo. Al respecto hay un sinnúmero de definiciones, pero en lo personal me quedo con aquella que lo conceptualiza como: “la utilización de un cargo para designar a familiares, o amigos, en determinados empleos o concederles otros tipos de favores, al margen del principio de mérito y capacidad”.
Partiendo de esa definición, me parece que la reforma constitucional se queda corta, porque está enfocada a prohibir el nepotismo en el entorno político, pero se olvida de lo que sucede dentro de los gobiernos, que podríamos definir como el nepotismo burocrático.
La prohibición es para que un gobernador, un alcalde o un legislador, influyan para heredarle el cargo a alguno de sus familiares directos o indirectos.
Sin embargo, lamentablemente la reforma deja de lado lo que sucede, con recurrencia, en las administraciones públicas de los tres órdenes de gobierno, donde los funcionarios de primer nivel favorecen a sus familiares colocándolos en espacios de mando.
Es cosa común que los políticos en el poder “acomoden” a su parentela en las estructuras burocráticas, con toda suerte de privilegios.
Ejemplos hay en abundancia, pero solo le menciono el caso de un secretario en funciones que, valiéndose de su poder o influencia política, colocó a su esposa en un cargo público con un sueldazo, y lo mismo hizo con otros familiares y amigos.
Por supuesto que el influyente no usó la dependencia a su mando para beneficiar a su parentela y amigos, porque sería el colmo, pero sí recurrió a su poder para abrirle espacios en otras áreas de la administración pública. Pero esa es una historia que merece trato especial.
El punto es que, el nepotismo burocrático ha sido y es una práctica viciada, que lamentablemente fue dejada fuera del alcance de la reforma constitucional impulsada por la presidenta, Claudia Sheinbaum.
Habrá quienes digan que el nepotismo está sancionado en las leyes secundarias, pero nosotros les responderíamos que, lo que se requiere es endurecer los “candados” legales, porque resulta una obviedad que las limitantes normativas en vigor de poco o nada han servido.
En suma, me parece que es el momento oportuno, no solo para frenar el nepotismo burocrático sino para ampliar el concepto de esa conducta, de manera que se prevea y se sancione esa práctica de que el nepotista beneficie a los suyos a través de terceros. Como el caso del secretario que le pidió a otro de sus pares darle empleo a su cónyuge.
¿O no cree usted?
EL RESTO
LEGISLATURA ITINERANTE.- Antes de que termine marzo, la 66 Legislatura del Congreso del Estado viajará a Nuevo Laredo para sesionar en ese municipio fronterizo, gobernado por la morenista, Carmen Lilia Canturosas Villarreal.
Será la primera sesión itinerante de la legislatura actual que inició su periodo de tres años el uno de octubre del 2024.
Se trata de un buen ejercicio, porque le da oportunidad a los ciudadanos de que conocer de cerca el quehacer de los diputados.
No está definida la fecha de la sesión fronteriza, pero será posiblemente en la última semana de marzo, porque el día 15 del mes los legisladores deberán recibir el informe del gobernador, Américo Villarreal Anaya, y luego tendrán que darle trámite a las comparecencias de los secretarios para la glosa del documento.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.