Eleazar Ávila Pérez
El fin de semana jugamos con la idea de mandar mensajes relajantes, filosóficos y en modo namasté, para esperar que los gobiernos de México y los Estados Unidos se pusieran de acuerdo.
En este sentido, reiteramos: Claudia Sheinbaum terminaría cediendo, pero sin lugar a dudas, con mayor categoría que Andrés Manuel López Obrador, quien en 2019 entregó el cuerpecito. Es penoso, especialmente porque, como buen candidato, literalmente “hociconeó” que doblegaría a Donald Trump, con quien tendría relaciones de “tú a tú”.
Todo lo contrario. AMLO aceptó de mil amores ser tercer país en materia de migración ante la amenaza de aranceles del 5 %. Con ese poquito, “Marchelo” salió al paso, mientras que en la versión de Mr. Donald todo sucedió de rodillas.
Leamos la crónica de El Financiero: “Vino el máximo representante de México justo debajo del más alto, justo debajo del jefe que resulta ser el presidente López Obrador. (El funcionario mexicano) se ríe de mí cuando le digo: ‘Necesitamos 28,000 soldados en la frontera, gratis’. Él me miró y me dijo algo como: ‘¿(Desplegar soldados) gratis?’ ‘¿Por qué haríamos eso en México?’ Le dije: ‘necesitamos algo llamado Quédate en México’”.
Ahora fue diferente, porque en la herencia de inseguridad y sospechas, Donald Trump fue mordaz y rudo en serio, como buen seguidor de la WWE.
Leamos: “El presidente Trump está implementando un arancel del 25 por ciento que deberán pagar los productores mexicanos hasta que México coopere con Estados Unidos en la lucha contra las drogas. Los cárteles mexicanos son los principales traficantes de fentanilo, metanfetamina y otras drogas del mundo. Estos cárteles tienen una alianza con el gobierno de México y ponen en peligro la seguridad nacional y la salud pública de los Estados Unidos”, anunció la Casa Blanca.
Un tema que fue rechazado de manera categórica por nuestra jefa de Estado: “Rechazamos categóricamente la calumnia que hace la Casa Blanca al gobierno de México de tener alianzas con organizaciones criminales, así como cualquier intención injerencista en nuestro territorio”.
Y en el resultado final, una aceptación fina y elegante de 30 días para sentarse a la mesa con una negociación que pone de antemano lo que ya sabíamos en el 1, 2 y 3:
1.- México reforzará la frontera norte con 10,000 elementos de la Guardia Nacional de forma inmediata para evitar el tráfico de drogas de México a Estados Unidos, en particular fentanilo.
2.- Estados Unidos se compromete a trabajar para evitar el tráfico de armas de alto poder a México.
3.- Nuestros equipos empezarán a trabajar hoy mismo en dos vertientes: seguridad y comercio.
Algunos me dijeron que se tardarían tres meses, pero la apuesta es que, para las partes, lo más sencillo es que, sin anestesia, las cosas se resuelvan sin dolor para nadie, porque, como hemos sostenido, somos hermanos necesarios.
De los estilos, es evidente que AMLO no se parece a Claudia y viceversa, porque la educación les pone un mar intelectual de distancia. Insisto, en la llamada izquierda, que no lo son, el tabasqueño es verdaderamente obtuso, pero no come lumbre, mientras que la presidenta es mucho más progresista que su antecesor.
Veremos en el tiempo, pero por lo pronto es evidente que México y Estados Unidos son hermanos separados, pero útiles al fin, con la desventaja -y ya lo hemos dicho- de que nosotros somos muy frágiles con nuestras resorteras.
Sí, México en calma nos manda a 30 días más, con las ventajas que ello conlleva y las desventajas que van en paquete de 100 años de tres partidos, donde cuando nos va bien es por la voluntad de los hombres, mientras que cuando se atora todo, es por la mezquindad de quienes están en turno.
Y reiteramos, gracias a Dios que el centralismo no termina nunca con nuestras entidades y municipios, donde, sin que importe la marca, los que hacen la diferencia son los buenos gobiernos.
Malos y peores siempre han existido, y lamento que sean los más, pero, gracias GAD, los pocos buenos tienen en sus hombros a la República Mexicana.
Nostra Política: Recuerda la frase: “No es bueno que todo suceda como deseamos. Cuando todo nos sonríe en el mundo, nos apegamos a este muy fácilmente y el encanto es muy fuerte. Por eso, y porque Dios nos ama, no permite que durmamos mucho y muy cómodamente en este lugar de destierro”. —Jacques Benigne Bossuet.
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