Cuando Eduardo Alcalá Ruiz (+) amplió su casa me dijo: Te espero, van a echar un techo y se va a preparar una carne asada para compartir con los trabajadores. Llegué a tiempo, conversamos y los maestros no se ponían a preparar el vaciado, es decir, la mezcla. Al paso de los minutos, va y platica con el jefe, el maistro maestro. “Es mi primer vaciado”, le dijo y agregó ante el cuestionamiento de porque no iniciaban: “Y si se nos caen”. Le dio ánimo, hicieron el trabajo y hasta donde sé, nunca se cayó.
Y en mi casa sucedió lo siguiente: los trabajadores estaban armando las varillas para irlas colocando en la madera. Y de repente veo que ya no colocan varillas y pregunto: ¿Por qué no siguen? La respuesta me sorprendió: “vino el arquitecto y nos pidió que esperáramos, que haría un cargo de resistencia”. La instrucción fue que reforzaran el entramado y me dice el maistro: así como esta es suficiente, nunca se me ha caído una casa, pero usted manda, le va a salir más caro. Hice caso al arquitecto.
SUPERVISION DE RESISTENCIA
A lo largo de 37 años vi como la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales creció en su infraestructura física. Edificios de dos pisos, más aulas y talleres, lo que permitió que la matricula creciera. Sin embargo, recuerdo que, ocupados los nuevos edificios, un día llegó una cuadrilla de trabajadores, equipo y material, y empezaron a trabajar. Los alumnos sorprendidos se preguntan, ¿Qué está pasando? La explicación fue que la orden llegó de México.
¿Qué fue lo que sucedió? Que allá, en una revisión de planos, haciendo una evaluación de especificaciones, se determinó que tarde o temprano el edificio tendría problemas de resistencia. Hagan de cuenta que se reforzaron las columnas de los edificios recién construidos, inaugurados por la autoridad universitaria. Fue, a todas luces, un ajuste, una acción correctiva y preventiva. En términos estrictos se corrigió la estructura de resistencia. Creo que, con esto, se evitaron problemas a futuro.
ERRORES Y TRAGEDIAS
Aún se recuerda el caso del Colegio privado Rebsamen, allá en la CDMX. Se cayó en un temblor, fallecieron varios alumnos, y el detalle es que, revisados documentos y planos se encontró la construcción de un departamento encima de la construcción original: un sobrepeso de 250 toneladas de peso. Tenía permisos, pero el dictamen fue que, el sobrepeso provoco o ayudó al derrumbe del edificio. Ya hay culpables, unos ya están sentenciados y el pleito sigue en los juzgados.
En la capital tamaulipeca recientemente se derrumbó el techo de un colegio privado. Afortunadamente no hubo pérdidas humanas, ni lesionados de gravedad. El hecho, sin embargo, detonó la necesidad de que las autoridades pongan más atención en la revisión, evaluación y peritaje técnico de planos y construcción de escuelas. Fue, entiéndase, un aviso.
El derrumbe del techo de una iglesia en Madero va en el mismo tema: ¿Por qué se cae un techo? La única explicación es su construcción no fue la correcta: ahí es donde se tiene que revisar las autorizaciones pertinentes del área de construcción: ¿Quién diseñó la construcción? ¿Quién revisó y emitió una autorización? El hecho de que se haya derrumbo solo indica que algo estuvo mal, por decir, en las columnas. Tiene que haber culpables técnicos y deben pagar, digamos, su irresponsabilidad, puesto que la consecuencia trajo personas fallecidas y otras lesionadas.
CORRUPCIÓN
Estamos acostumbrados a la corrupción gubernamental. De saber que, en términos de construcción, servidores públicos se sirven pidiendo el diezmo al constructor. En esas condiciones al ejecutar la obra buscan no perder y ganar, y la única manera es cambiando las condiciones especificadas. Recuerdo que, hace tiempo, un constructor me comentó que le pidieron una suburban para la esposa del jefe, para que pudiera llevar a sus hijos a la escuela. Al momento de entregarla, hagan de cuenta, que el supervisor de obra le dice: con que le rebajes un centímetro a la cinta asfáltica cubres el costo del vehículo.
En este caso se construyó una carretera que, entiéndase, al reducir el grosor de la cinta asfáltica, al paso del tiempo debió presentar deterioro por el peso que tiene que soportar. Imagínese, amable lector, que esto suceda en edificios públicos como escuelas u hospitales, que, para resarcir el diezmo, cambien calidad y especificaciones del material usado… por eso, luego, hay desastres y tragedias.