Mauricio Zapata
Hoy culmina un sexenio sui géneris.
Y es así desde que inició, hasta hoy que es el último día de la administración de Andrés Manuel López Obrador.
Para muchos un héroe y el mejor.
Para otros, un villano y el peor.
Para los más equilibrados, solo se trató de una administración diferente en la forma de la hacer las cosas. Y ya.
Quizás no sea el peor, pero tampoco es el mejor de la historia.
Hubo peores como Madero, Huerta, Pascual Ortiz y Ávila Camacho, entre otros.
Lo cierto es que marcó una diferencia por venir de una oposición dura y perseverante.
Diferente porque marcó una manera de comunicar desde sus conferencias matutinas, desde donde marcó la agenda nacional y, a veces, la internacional.
Desde donde marcó su poder.
Desde donde dijo lo que quería decir.
Desde donde estableció los distractores.
Desde donde se victimizó cientos de ocasiones
Desde donde atacó al que no pensara como él.
Desde donde daba instrucciones a sus súbditos.
Desde donde mintió las veces que se le pegó la gana.
Desde donde se vistió de héroe o de villano.
Desde donde hizo lo que quiso.
Desde donde dictó la manera en que quería ver al pueblo.
Desde donde dio “clases” de historia.
Desde donde se sintió fuerte.
Desde donde manoteó para hacer lo que quería.
Desde donde maquilló datos y escondió la realidad.
Desde donde, sistemáticamente, se peló con la prensa crítica.
Desde donde repartió el pastel.
Desde donde protegió a los suyos, pese a que no había qué defender.
Desde donde estableció su furia.
Desde donde definía que él era México y México era él.
Unas mañaneras donde dictó la narrativa que quiso cuando quiso.
Ya se va en una mañanera, su único bunker.
EN CINCO PALABRAS.- Que ya no se repita.
PUNTO FINAL.- “No hay mal que dure un sexenio”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata