Rogelio Rodríguez Mendoza
ALGO ESCONDEN.- Aunque la emergencia sanitaria por el Covid-19 terminó desde hace un buen tiempo, extrañamente el Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam) sigue sesionando en lo oscurito.
Este miércoles, por ejemplo, el Pleno del Trieltam sesionó ¡oootra vez! de forma virtual, limitándose a transmitir la asamblea a través de sus redes sociales.
Obviamente que esta actitud de los magistrados electorales levanta bastantes suspicacias y da pie a las especulaciones.
Sobre todo, porque en otras instancias, como el Poder Judicial, con todos sus órganos jurisdiccionales, y el Poder Legislativo, con el Congreso del Estado, todas sus tareas las realizan de cara al público.
¿Esconden algo los magistrados electorales? Es la pregunta que muchos se hacen frente a esa extraña decisión de no aceptar público en sus reuniones.
Es muy probable que los jueces electorales no quieran que la ciudadanía se dé cuenta de que sigue vigente ese pleito que se traen entre ellos desde hace mucho tiempo.
Quizá el magistrado presidente, Edgar Danés Rojas, no quiera que los periodistas lo incomoden preguntándole por esa violación a la Constitución que se le imputa por haber cobrado salarios indebidos como catedrático de la UAT.
Cualquiera que sea la razón, es muy lamentable que una instancia impartidora de justicia se ponga bajo el manto de la sospecha y falte a la transparencia a que está obligado.
ORDEN CABECISTA.- Muchos se preguntan por qué tanta necedad del fiscal anticorrupción, Raúl Ramírez Castañeda, y del Auditor Superior del Estado, Jorge Espino Ascanio, para aferrarse a su cargo.
Otro cualquiera habría entregado la oficina desde mucho antes del inicio de la nueva administración estatal. Así lo marca la costumbre y las reglas de urbanidad política.
La respuesta es simple y sencilla: no se van porque siguen obedeciendo las órdenes de Francisco García Cabeza de Vaca.
No faltará el oficioso que salga a decir que esa tesis es especulación pura, pero no se necesita ser adivino para saber que en eso se sustenta esa decisión de ambos funcionarios de aferrarse con las uñas a su chamba.
Para decirlo más claro, solo hay tres formas de que Ramírez y Ascanio desocupen su oficina: una, que se los ordene Cabeza de Vaca; dos, que se les venza el período para el que fueron electos, y tres, que les libren una orden de aprehensión.
Como decía anteriormente en este espacio, ni el fiscal ni el auditor son dignos de confianza. Y no lo son porque sean malas personas o estén corrompidos sino por sus vínculos innegables con el exgobernador, y eso por sí solo los descalifica.
En lo personal creo que ambos son profesionistas muy capaces, pero eso de poco sirve cuando están inmersos en un conflicto de interés.
RUTA LARGA.- Esta claro que las minorías legislativas han encontrado en la vía jurisdiccional la mejor “arma” para combatir los excesos de la bancada mayoritaria en el Congreso del Estado.
Para todo, los diputados del partido blanquiazul están recurriendo a los tribunales de justicia, ya sea en vía de amparo o a través de controversias o acciones de inconstitucionalidad para tratar de anular resoluciones aprobadas por Morena y sus aliados.
En su momento, lo mismo hizo Morena contra el PAN cuando este tenía el control del Congreso del Estado.
La ruta judicial es buena salvo por el hecho de que es muy larga. Hay ocasiones en que una controversia o acción de constitucionalidad puede tardar uno o hasta dos años para resolverse, y para entonces ya no sirve mucho a sus promoventes porque seguramente, o ya no estarán o irán de salida como diputados.
Como quiera que sea, hay que reconocer y aplaudir que las bancadas opositoras estén acudiendo a los tribunales, porque eso obligará a las mayorías, sin importar el partido al que pertenezcan, a medirse en su ejercicio.
ASI ANDAN LAS COSAS.