febrero 5, 2025
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Rogelio Rodríguez Mendoza

Carreteras de la muerte

enero 30, 2025 | 51 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

 

Este jueves, un trágico accidente carretero a la altura de El Barretal, enlutó a dos familias y al magisterio de Tamaulipas.

Un tráiler que circulaba a exceso de velocidad sobre la carretera Victoria-Monterrey, embistió el automóvil en el que viajaban cuatro maestras, causando la muerte de dos de ellas y dejando gravemente lesionadas a dos más.

Las autoridades no han concluido el peritaje, pero todo apunta a que el chofer del tráiler perdió el control en la curva a causa del exceso de velocidad y originó la tragedia.

Horas antes, durante la tarde-noche del miércoles, en la misma carretera, adelante de Hidalgo, un trailero causó la muerte de un joven victorense cuando impactó su coche por alcance.

La víctima había detenido la marcha con otros automovilistas, por la falta de visibilidad ocasionada por el humo que desprendía un incendio a orilla de la carretera. A pesar de que todos los vehículos tenían activadas las luces intermitentes, como señal de advertencia, el chofer del tráiler no se dio cuenta de la maniobra y ocasionó la desgracia.

Esa misma noche del miércoles, en la carretera Victoria-Llera-Tampico, tres tráileres colisionaron y se incendiaron, muriendo calcinado uno de los choferes.

Estos son apenas los accidentes trágicos ocurridos en las carreteras de Tamaulipas durante las últimas horas, pero la incidencia de percances fatales ha sido una constante durante los últimos años.

¿Qué está sucediendo? ¿Por qué tantos accidentes carreteros?

Las respuestas podrían ser variadas, pero desde mi punto de vista hay un factor determinante: la ausencia de vigilancia policial que haga respetar los límites de velocidad.

Desde que el gobierno desapareció, primero la Policía Federal de Caminos y más recientemente la Policía Federal, División Caminos, las carreteras se convirtieron en una zona sin ley, lo cual terminó detonando la alta incidencia de accidentes trágicos.

Con un evidente común denominador: exceso de velocidad y tráileres.

Es decir, en un alto porcentaje de accidentes están involucrados los tráileres o unidades de carga pesada, y casi siempre la causa principal ha sido la velocidad inmoderada a que se desplazaban.

Insisto: al no haber presencia policial, como la había hasta hace por lo menos seis años, los índices de accidentes se detonaron, convirtiendo a las carreteras del estado altamente peligrosas, sobre todo durante las noches.

Frente a esa situación trágica, lo menos que esperaría uno es que los gobiernos hubieran diseñado ya una estrategia para evitar que más personas sigan perdiendo la vida.

Sin embargo, de parte del Gobierno federal solo estamos viendo apatía. La Guardia Nacional, que se supone es la que tiene bajo su responsabilidad el cuidado de las carreteras, está acuartelada.

Es raro ver una patrulla infraccionando a conductores por rebasar el límite de velocidad. Los policías federales andan más ocupados “centaveando” a los conductores de vehículos “chocolates”, que previniendo accidentes.

Algo parecido sucede con los agentes de la Guardia Estatal en la carretera Rumbo Nuevo.

Esa carretera es una de las más peligrosas del estado por la alta circulación de tráileres, y precisamente por eso se asignó a la corporación estatal para vigilarla, pero los policías han encontrado un filón de oro con los vehículos de procedencia extranjera, y descuidan por completo la vigilancia del cumplimiento de las normas de tránsito.

Esperemos que desde las instancias gubernamentales venga pronto un manotazo en la mesa que ponga a las policías a hacer su tarea, y evitar así que sigamos teniendo carreteras de la muerte.

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

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