¿Cómo están? Pues ahí tienen que este viernes 22, Luis Miguel Gallego Basteri, mejor conocido simplemente como Luis Miguel tuvo concierto re-programado en el puerto de Tampico. A fines de los años 80’s, cuando él tendría sus 19 años de edad vino a Ciudad Victoria a cantar en el Centro Cívico.
En aquella ocasión se hospedó en Las Fuentes, propiedad del licenciado Gustavo Cárdenas, hoy figura relevante en el partido naranja Movimiento Ciudadano. Como reportero de cultura de El Diario acudí a entrevistarlo con el fotógrafo Héctor Vega. Con foto a color del cantante, dicha entrevista fue anunciada en la portada de este matutino
Era la segunda ocasión que yo lo entrevistaba. La primera fue allá por 1984, en sus 14 años, en rueda de prensa con seis, siete periodistas en el Hotel Ambassador de Monterrey.
Esto es parte de la entrevista para El Diario: “Mira, la fama es una cosa muy bonita que ha llegado a marearme un poco… pero luego, luego pongo los pies en la tierra…ese es el precio de la fama, que no le suba… pero mira, yo sigo igual”.
Informa que su canción favorita es “Soy como quiero ser”, incluida en el disco que me produjo Juan Carlos Calderón, y firme pero amable se niega a decir cuál de los cantantes juveniles, para su gusto es bueno: “No podría decir quiénes son mis preferidos ya que de alguna manera son mis amigos, pues andamos en el medio artístico. Y no puedo decir quien es mejor o peor; si digo que canta mejor tal o cual grupo, o tal o cual cantante, pues no estaría bien”.
Luis Miguel, de ojos verdes grisáceos, titubea cuando se le hace ver que aparece sin camisa en la portada de su disco. ¿Es acaso que se quiere proyectar un Luis Miguel sexi, que está creciendo? Vacila un instante y dice: “Quizá sea por ofrecer una nueva imagen, por eso en la foto estoy así, sin camisa… son épocas, no podemos seguir con lo mismo… pero cuando canto salgo con la camisa puesta”.
-¿Y no ha dado por, en pleno concierto, quitártela o arrojarla a las admiradoras?, pregunta el reportero y Luis Miguel recupera su seguridad para decir, sonriente: “Sometimes, pero no lo hago muy seguido, solo cuando me emociono. También les he arrojado a mis admiradoras mi corbata”.
Preguntado sobre alguna situación incómoda con sus admiradoras, expresa feliz, carcajeándose.
“Pues sí, han sido tantos jalones de pelo que ya estoy medio calvo… ¡Por eso uso peluca! No que va, no es cierto, ¡Pero si, bien que me han jaloneado!”.
Entrevistado en los jardines del hotel dice: “Es la primera vez que vengo a Ciudad Victoria y sí está bonita la ciudad”, opina al tiempo que dirige la mirada hacia la Sierra Madre.
Comenta que considera a los periodistas como “abogados”, porque en ocasiones se ha topado con algunos reporteros acostumbrados a entrevistar políticos y salen con que (y engola la voz) “Oye Luis Miguel, qué sientes cuando esto…”.
Añade: “Lo mío es cantar. Cuando te gusta una carrera te sientes feliz; a mí me gusta cantar y hacer todas estas actividades, es más me sentiría mal si ya no pudiera hacerlo”.
Luis Miguel dijo tener no una novia, sino varias, “tengo una en Puerto Rico, una en Brasil—y cuando dice Brasil lanza una mirada de complicidad a Paco Ibáñez, su representante artístico— una en Perú”.
Y la pregunta final. Su meta como artista. “Alcanzar que el mundo me conozca como cantante”.
Ya con el tiempo, pienso que debí haber dicho que, en Monterrey, ya lo había entrevistado. Quizá hubiese sido algo distinto en sus respuestas. NOS VEMOS.