Diego López Bernal.-
Los datos presentados por la Vocería de Seguridad de Tamaulipas no tienen desperdicio. Es JORGE CUÉLLAR MONTOYA quien rinde un informe del tema más sensible para los tamaulipecos y presenta estadísticas sobre la reducción de la incidencia delictiva. Más adelante echaremos un vistazo a otra cara de la moneda, por lo pronto…
De acuerdo al Vocero, de los ocho delitos de alto impacto siete están en una tendencia a la baja. Comienza diciendo que en el caso del homicidio doloso la reducción hasta mayo pasado es de un 42 por ciento, y continúa con el recuento que contrasta con los señalamientos flamígeros de la oposición.
Hablemos de secuestros; pues resulta que este delito casi ha sido borrado del mapa, bueno, no tanto, pero es el que presenta la disminución más alta, de 89 por ciento; le sigue ese otro dolor de cabeza de los ciudadanos comunes y corrientes llamado robo a casa habitación, el cual asegura el funcionario estatal presenta una reducción de 49 por ciento.
¿Seguimos? Los extorsionadores son otros de los que no sueltan a la población; pues bien, en lo que va de la administración de AMÉRICO VILLARREAL ANAYA este delito ha bajado en 32 por ciento, mientras que el robo de vehículos está presente un 47 por ciento menos que en octubre pasado. Ahí la llevamos, ¿no?
Para completar los siete delitos CUÉLLAR MONTOYA informa que son otras dos modalidades de robo, a comercio y a transeúntes; pues resulta que los ciudadanos de a pie han denunciado 84 por ciento menos de estos delitos que los patrones de las tiendas, quienes también aprecian una reducción en los atracos a sus negocios, pero ellos de un 36 por ciento.
Hecho está. Cabe recordar que las estadísticas se basan en las carpetas de investigación abiertas con base a denuncias de las víctimas ante el Ministerio Público, por lo que siempre habrá margen para decir que puede haber más delincuencia, pero sirven para medir cómo vamos en materia de seguridad. ¿Merece aplausos el área de seguridad pública tamaulipeca? La decisión es suya.
¿Y EN PERCEPCIÓN?
Ahora bien, contrastemos los datos oficiales con la forma en la que la población percibe la seguridad pública. Para nuestra poca fortuna, el Inegi solamente mide esta percepción en cuatro ciudades de Tamaulipas, pero son lo suficientemente representativas para tomarlas en cuenta para este Foro de Seguridad. Veamos los resultados más recientes.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía corresponden al cierre del primer trimestre del año, es decir, hasta marzo, pero sirven para este ejercicio. Comencemos con esta Capital; pues resulta que poco menos de la mitad de los victorenses se sienten inseguros y lo más ilustrativo es que el porcentaje bajó de 60.6 en 2022 a 49.4 este año. ¡Qué tal!
Sin embargo, la reducción más significativa se da en Nuevo Laredo, tierra de cruentas batallas entre grupos de criminales; allá bajó de 67.4 a 54.8 por ciento la percepción de inseguridad, mientras que en Reynosa, aunque usted no lo crea, también se dio este fenómeno al reducirse de 83.2 a 72.7 puntos. Por último, la ciudad con menos problemática sigue siendo Tampico, y por mucho, aun cuando subió ligeramente el porcentaje, de 20.4 a 24.1 por ciento. Entonces no andamos tan mal.
Hecho está. En esta ocasión las estadísticas oficiales sobre delitos del fuero común, es decir, los que corresponde investigar y combatir a los estados, van en sintonía con la forma en que se sienten los tamaulipecos frente a la inseguridad. No es para ovacionar y aplaudir a raudales, pero sí se reconoce que hay avances.
FUERA MÁSCARAS
Lo sucedido el martes en el Congreso local demuestra que hay un nutrido grupo de diputados que usan la máscara que les corresponde de acuerdo a las circunstancias, es decir, a sus intereses. Queda claro, y se les cae definitivamente esta otra careta, que no velan por el interés mayor del pueblo al que representan y solo quedan como viles grillos que brincan de bancada en bancada cuando les da la gana. Morena creyó que conseguiría la mayoría calificada para reformar la Constitución pero los mil máscaras los traicionaron. De vergüenza esta puesta en escena.