María José Zorrilla
El huracán global provocado por Trump para hacer América Grande ya ha generado un revuelo mundial y una fuerte resistencia ante el recién creado (Department of Government efficiency) DOGE a cargo de Elon Musk. El recorte del programa USAID una de las primeras medidas para eficientar el gasto gubernamental cimbra a más de 150 países que reciben ayuda a través de USAID la agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional creada en 1961 por Kennedy para contrarrestar la influencia de la Unión Soviética de aquel entonces y que ahora podría beneficiar a China el peor enemigo comercial de las barras y las estrellas y con quien debate por la supremacía mundial. USAID con presupuesto de más de 77 mil millones de dólares y fuente de empleo para diez mil personas en más de 60 misiones fuera de Estados Unidos, pasaran a tener escasamente 294 después de las declaraciones de Trump. En México donde se recibían aproximadamente 230 millones de dólares de los mil 700 millones que USAID destinaba en América Latina, afectará a 250 programas lo que genera incertidumbre entre organizaciones y socios complementarios como lo comenta Elizabeth Palacios, pero que también nos enfrenta a una cruda realidad: la excesiva dependencia de un solo actor en la cooperación internacional. En esta segunda era Trump no cabe duda que habrá un tablero muy diferente a lo pre existente y vendrá una alteración en el juego del equilibrio mundial. ¿Serán los recortes, salida de inmigrantes y aranceles la solución? No lo sabemos, pero, no necesitar a nadie nos lleva a cuestionar quién recogerá las cosechas, quien cuidará las granjas, quien lavará platos, limpiarán hoteles, restaurantes, casas, calles. Trabajos que nadie en Estados Unidos quiere hacer como dijo Fox. En términos tecnológicos y científicos es incuestionable que la cooperación internacional con la concurrencia de inteligencia china, rusa, india, latina, europea, africana se han logrado granes avances tecnológicos y científicos y si nos ponemos a evaluar en estricto sentido de la palabra, China le lleva la delantera a USA en materia de transporte y comunicaciones. Baste ver sus aeropuertos, puentes, estructuras y carreteras. Ni hablar de los trenes bala como el que comunica a Shanghai con Beijing que otrora tomaría casi diez horas en carretera, contra el gran atraso en materia de comunicaciones en Estados Unidos. A veces el pez por su propia boca cae. Algunos analistas consideran que el recorte de USAID abre las puertas para que potencias como China tomen la delantera. Por lo pronto los chinos han incursionado en el continente con ambiciosos proyectos como el de Chancay en Perú, el megapuerto de más de tres mil 600 millones de dólares ubicado a 80 kilómetros al norte de Lima que convertirá a Perú el primer centro logístico del Pacífico en Latinoamérica. También están implementando programas de apoyo importantes para la educación y la salud en Chancay que se convierte en una mini versión de USAID en esa región que obtendrá grandes beneficios y creará siete mil 500 nuevos empleos. Con la intención de cambiar el chip en América Latina como dijera Oscar Granados de El País, China se está convirtiendo en una pieza fundamental para el desarrollo de la región buscando expandirse en el ámbito de las nuevas tecnologías, energías renovables, sistemas 5G, centros de datos, de vehículos eléctricos baterías recargables. O sea, crear nuevas infraestructuras en industrias de telecomunicaciones, tecnología financiera, transición energética, productos médicos, infraestructura urbana. Tal vez el USAID esté terminando y estemos entrando al CHINAID. Conforme se dificulte la expansión China en mercados desarrollados mayores serán las incursiones del país asiático en tecnologías de la información y las comunicaciones, de manufacturas de alta gama, turbinas y paneles solares. Tales inversiones vendrán acompañadas de su consecuente apoyo para el desarrollo y beneficio de la comunidad como las becas y otras acciones ya emprendidas en Chancay.