Melitón Guevara Castillo
Uno de los temas que más ha provocado ríos de tinta, o de teclazos, es lo que va a suceder entre Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. ¿Habrá sumisión plena o, en determinado momento, se dará un deslinde? Versiones van y vienen; describen y explican actuaciones de uno y otro. La cuestión es que, lo que suceda, será determinante para el futuro de los mexicanos y, entiéndase, para el tipo de gobierno que tendremos en los años venideros.
Daniel Cosío Villegas en la época de los 70’s hizo una radiografía del sistema político mexicano; y estableció que, tomando de referencia a Luis Echeverría Álvarez, que cada presidente tiene un estilo personal: efectivamente, así sucede, lo vimos de manera clara con Andrés Manuel: centralizó el poder y se convirtió en un estratega tanto para su partido como para su corcholata, de tal suerte que esa relación, es la que permite pensar en una continuidad completa en la forma de gobernar.
AMBICIONES
Siempre nos han dicho que todo político siempre busca tener más y más poder; y en otros países, hemos visto, como el gobernante se eterniza en el, lo vemos en Nicaragua con Daniel Ortega; con Nicolás Maduro en Venezuela y con Putín en Rusia. La pregunta, digamos de los 64 mil pesos (programa de tv de otros tiempos) es si AMLO está enamorado del poder o si, efectivamente se irá al rancho La Chingada, allá en Palenque a escribir libros. Los últimos hechos, sus últimas declaraciones, dan por sentado que no quiere irse, dejar el poder… ya hasta dice que lo habló con la presidenta electa.
En realidad, los políticos mexicanos, los gobernantes, nunca han ocultado sus ambiciones de poder; todos han querido trascender y no han sido capaces, salvo AMLO, dejar a un sucesor que le cuide las espaldas. Incluso, de forma cíclica, cada sexenio había castigos a la corrupción, como una forma de empezar a pintar una raya: para detener a Carlos Salinas, el presidente Zedillo llegó hasta su hermano y lo castigó, como una forma de sentenciar que tienes que estar quieto… Y siempre, en todo caso, se recuerda el caso de Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.
EL PODER Y LAS INSTITUCIONES
¿Por qué un presidente de la república se puede deslindar de su antecesor? Solo hay una respuesta: por el poder de las instituciones. Quien detenta el poder político, si tiene habilidad o inteligencia, tiene a la mano el poder que le proporcionan las distintas instituciones públicas. Una y otra vez, por decir, se ha señalado que instituciones como el SAT, la UIF o la misma FGR, son instrumentos de poder que fácilmente puede ser utilizados en contra de los enemigos: así lo hizo AMLO, ¿Qué nos hace pensar que no pueden ser utilizados en su contra?
De siempre se ha dicho que hay dos formas de doblegar al enemigo: la cartera o el expediente de sus pillerías. En el caso de AMLO se supone, difícilmente, se le puede encontrar anomalías; pero está visto que su familia, o más de uno de sus colaboradores, sí tienen las manos manchadas. Al menos los testimonios documentales, periodísticos, dan elementos para pensar que no se puede afirmar que “no somos iguales”. Y es que, a fin de cuentas, hay cosas que no se pueden ocultar: pueden preguntarle a Rocío Nahle.
PERSONALIDADES
El poder es el poder y la historia cuenta que, quien tiene poder, sufre una transformación. En este caso no se puede soslayar que Claudia Sheinbaum ya sabe lo que es el poder, puesto que fue jefa delegacional y luego jefa de la CDMX. También es cierto, difícil soslayarla, que toda su vida política ha sido de la mano de AMLO. Por esto, de pronto se antoja que difícilmente pueda hacer un deslinde al asumir la Presidencia de la República.
Por eso, vaya pues, no sabemos que pueda suceder. Lo que sí sabemos es que habrá continuidad en las políticas de AMLO, en que se va a construir un segundo piso a la 4T. Así que siguen prevaleciendo los dos escenarios contrapuestos: 1) que la presidenta será un títere de AMLO; 2) Que habrá un deslinde, quizá no tan fuerte como el de Cárdenas y Calles, pero sí gradual… A menos, claro, que toda la red que ha construido el actual presidente le sea fiel y se olviden de las instituciones, que no le hagan caso a quien, ya para ese momento, será la jefa institucional. Control total.
MORENISTAS Y PETISTAS
Y es que en política los deslindes descobijan a alguien. Basta ver lo que está sucediendo con los reclamos de Gerardo Fernández Noroña: ya le dijeron, que es del PT, que los cargos eran entre morenistas, al menos así lo dice AMLO, por eso el petista ya afila la navaja para golpear a Monreal y a Ebrard: ¿Por qué no lo hace en contra de Claudia o de AMLO? Corre el riesgo que le suceda lo que a Echeverría: que lo manden de embajador lo más lejos posible, para que no haga daño.
¿Habrá deslinde presidencial?