noviembre 21, 2024
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Melitón Guevara Castillo

Desprecio a la tolerancia

mayo 2, 2024 | 198 vistas

Melitón Guevara Castillo

 

Una y otra vez AMLO, desde que tomó posesión como Presidente, se asumió como democrático. En los hechos siempre nos dijo lo contrario: un democrático tiene que hacer valer los principios de la democracia, entre ellos, la tolerancia, la transparencia, la rendición de cuentas, entre otras cosas, y claro el respeto a las instituciones democráticas y a la división de poderes. La relación con la Cámara de Diputados fue, de tanta dependencia, que proclamaban que “es un honor estar con Obrador” y cumplieron sin chistar sus instrucciones: ni una coma les cambiaron a sus iniciativas.

En los hechos ya termino el periodo legislativo. Ya los diputados y senadores de Morena y aliados fueron a despedirse del Presidente; y este les agradeció que hayan sido colaboradores u obedientes, a sus designios o instrucciones. Aún pueden tener un periodo extraordinario, pero nada de eso, ahora los mandaron a apoyar a sus candidatos, a apuntalar el plan C, para tener un control completo del Congreso de la Unión.

 

INVESTIDURA PRESIDENCIAL

Hace tiempo cuando hice el primer contrato con cablevisión (hoy IZZI) me emocioné cuando vi en TVE las comparecencias del Presidente, no recuerdo si Zapatero o Felipe González, en la Cámara de Diputados; emocionado ver cómo, entre el Ejecutivo y el Legislativo, debatían por las políticas públicas y las acciones gubernamentales. Unos y otros, aunque se hacían reclamos fuertes, nunca perdían el decoro, pero mostraba como el Poder Ejecutivo tiene que acudir ante los diputados para defender a su gobierno. Ingenuamente pensé: ¿tendré chance de ver esto en México?

Cuando ganó AMLO la presidencia pensé que había llegado ese momento: como se etiquetaba como demócrata, pensé que efectivamente llegaba a México el juego democrático con mayor intensidad; de que, por fin, vería comparecer al Ejecutivo ante los diputados; y que, unos y otros, razonaban sobre lo mejor para México, defendiendo sus posturas y proyectos. Me equivoqué por completo: AMLO solo fue a rendir su protesta de ley… luego, no fue ni una vez, porque no podía exponer su investidura presidencial, a que fuera insultado. Ni el, ni sus secretarios atendieron las peticiones de comparecer… siempre tenían otras cosas que hacer.

 

DESTRUIR LA DEMOCRACIA

No fue necesario que pasaran meses o años, desde un principio AMLO empezó a mostrar lo que era su proyecto político: destruir el sistema neoliberal, de los contrapesos o que, cuando menos, cubrían las formas, a uno más descarnado, al estilo del viejo PRI, de cuando el Presidente era todopoderoso, que era según Mario Vargas Llosa una dictadura perfecta, o como la calificaba Daniel Cosió Villegas: una monarquía sexenal hereditaria. Lo empezamos a notar cuando los diputados, una y otra vez, en vez de actuar como contrapeso se alinearon expresaron que “era un honor estar con Obrador”.

Fue tanta la dependencia legislativa hacia el Ejecutivo que nadie puede olvidar el que primero se reunieron con el Presidente, luego fueron a sesionar y en menos que canta un gallo, sin leer, sin cumplir con el protocolo que marca el trabajo legislativo aprobaron todas sus iniciativas. Mismas que, luego, fueron desechadas por la Suprema Corte de Justicia, precisamente por no cumplir con el protocolo del estudio, análisis y deliberación, según fuera el caso.

La acción más antidemocrática fue la destrucción de los contrapesos: primero anular a los organismos autónomos, porque fueron creador por los neoliberales para favorecer sus intereses; luego cooptar a los que no podía destruir, como el INE, el TRIFE y a la Suprema Corte. Y para nulificar al pueblo en su conjunto, sus programas sociales porque, como el fin lo dice, primero los pobres, porque son fieles. Y a ellos les pide ahora que voten por MORENA, es el plan c, y Claudia en sus spots electorales, lo deja claro: si el pueblo les concede la mayoría calificada tendrán, ahora sí, todos los elementos para hacer y deshacer en el país.

 

BAÑOS DE PUEBLO

Y parece increíble: AMLO que tiene una aprobación del 60 por ciento, que sabe bien que tiene el aprecio del pueblo, porque primero los pobres fue siempre su propuesta, no fue capaz de darse baños de pueblo. Al principio viajaba en aviones comerciales, pero cuando empezaron los reclamos de mexicanos agraviados, dejó de hacerlo: no se dio baño de pueblo, por decir, ante los desastres en algunos pueblos: los sobrevoló, como hizo en el sur, allá por su tierra; cuando fue el desastre en Acapulco fue, sí, pero a las instalaciones militares, no recorrió la zona afectada.

¿Por qué, si el pueblo lo ama, no se dio baño de pueblo? Su justificación lo que sucedió en algunos lugares: las protestas de unos y otros, maestros o trabajadores, que explico una y otra vez, eran manipulados por los conservadores, sus enemigos, y que no podía exponer a un agravio su investidura presidencial. Así está a punto de concluir su periodo de gobierno. Ha dicho, una y otra vez, que se ira a su rancho, a leer y escribir, hagan de cuenta, sus memorias, cuando la percepción es que va a continuar como un líder moral, muy al estilo de Plutarco Elías Calles.

 

DOS VISIONES

Hay dos visiones sobre el resultado de la elección presidencial. Para unos, los morenistas y seguidores, el arroz ya se coció; que la candidata morenista tiene el triunfo asegurado. Sin embargo, la oposición revira: si están tan seguros del triunfo, porque tanto empeñó en atacar a la oposición, por ello, le dicen que el arroz aún no se coce y Xóchitl Gálvez ahora salió con que ya rebaso a su opositora. Claro, pocos o nadie le cree, precisamente por el desprestigio de buena parte de las encuestadoras. Veremos pues, que sucede el 2 de junio.

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