mayo 19, 2024
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Ana Medina

Dislexia

diciembre 15, 2023 | 178 vistas

El otro día vi en TikTok un video de un docente que explicaba lo difícil que es enseñar a los niños a leer, que no ponen atención y que el método “tradicionalista” no funciona. Inventando estrategias diferentes para cada niño.

Claramente en un colegio con ocho niños de primer grado implementar estrategias diversificadas no solo es viable, sino una responsabilidad, y para los docentes de escuela regular resultaría una utopía.

Pensé en la gran cantidad de niños con problemas de aprendizaje que se evitarían dificultades si el docente tuviera la oportunidad de aplicar estrategias diversas en el aula de manera individual.

Porque además uno de los problemas que también parece estar de moda en redes sociales es la dislexia, en algunos sin comprender la realidad de trastorno. Y es que la dislexia no es solo cambiar letras de lugar, pero a veces para los docentes es casi imposible identificar estas dificultades sobre todo en un grupo de muchos alumnos que están en proceso de adquisición de la lecto escritura, es difícil identificar cuáles características son parte del proceso o de su maduración y cuáles podrían ser un síntoma de un problema mayor.

Comencemos por especificar que la dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que se caracteriza por un deterioro en la capacidad de reconocer palabras, lectura lenta e insegura y escasa comprensión.

Este trastorno del neurodesarrollo se calcula que afecta aproximadamente a uno de cada diez niños, provocando fracaso escolar. Para hacer frente a esta situación y mejorar el aprendizaje es necesario detectar el trastorno lo antes posible.

Esto quiere decir que, aunque la dislexia no afecta solo a la dificultad en el aprendizaje de la lectura y la escritura, las personas con este trastorno también pueden tener dificultades en el área de la velocidad de procesamiento, en las habilidades motrices o en la percepción auditiva y/o visual. También es posible que se vea afectada la memoria a corto plazo, la organización, la secuenciación o el lenguaje hablado.

Un recurso para alumnos y docentes que se llama OpenDyslexic (también lo conocí por TikTok) que no es más que un tipo de letra que se puede poner en los aparatos electrónicos para escribir notas, diapositivas, lecturas y todos los textos.

Así como cada uno de nuestros alumnos es único, en sus habilidades, gustos y cualidades lo mismo pasa con aquellos que presentan dislexia por lo que del abanico de síntomas pueden o no, estar presentes en su totalidad cada una de las características que presenta este trastorno y es importante como docentes aprender a reconocer lo que podrían significar barreras para el aprendizaje y la participación (BAP pa’los maestros de apoyo)

Es importante puntualizar los principales síntomas de la dislexia:

Problemas en la lateralidad: el conocimiento del lado derecho o izquierdo inicia a los dos años y debería estar consolidado a los siete; por lo que es un proceso que se da a la par del desarrollo de la lecto escritura.

Las nociones espaciales y temporales alteradas: la ubicación espacio temporal es un constructo que permite la comprensión del mundo, no es solo ayer y mañana (que tantas dificultades representan para los preescolares), o adelante y atrás (que tantas actividades generan para educación física), es más bien tomar conciencia del propio cuerpo y la relación con el entorno.

Otros síntomas son: confundir palabras con pronunciación similar, dificultad para articular o pronunciar palabras y en algunos casos dificultades en el habla que van más allá de problemas de articulación.

En el proceso de lectura-escritura podemos, como docentes, identificar síntomas en nuestros alumnos al trasponer las letras, cambiar el orden e invertir números, lectura con errores y muy laboriosa, así como problemas de concentración en la lectura o escritura.

En las actividades diarias al interior del aula también es posible ver síntomas como: dificultad para seguir instrucciones y aprender rutinas, problemas en el equilibrio, problemas de memoria a corto plazo, dificultades para organizar sus pensamientos, problemas para mantener la atención y dificultades en matemáticas.

Como ya casi es Navidad, concluyo diciendo que si pudiera de pedir algo a Santa Claus, San Nicolás o el Viejo Pascuero por aquello de no fomentar costumbres gringas, sería un diagnóstico para todos los alumnos que lo necesitan, porque, aunque un diagnóstico no los define honestamente sí ayuda… y mucho.

¿Ustedes qué le van a pedir?

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