El poder ha sido calificado como la capacidad que tiene un individuo para imponer a otros su voluntad, vaya pues, aun en contra de su propia voluntad. A partir de ahí es cuando nos preguntamos: ¿para qué quiere el poder todo individuo? Y solo hay dos respuestas, el poder concede prestigio y riquezas; prestigio a quien, en su vocación se asume como un servidor del pueblo; y da riquezas a quien, en contraparte, lo que busca es hacer dinero, incrementar su riqueza que, la mayor parte de las veces, proviene de la hacienda pública o del tráfico de influencias.
Por otra parte, en relación a las personas que llegan a tener poder político, hay otras variantes que explican el contexto en que se ejerce: en principio, se advierte, que el poder no se comparte, y el mejor ejemplo, en este momento, es precisamente Andrés Manuel López Obrador: que ya dio a Claudia Sheinbaum el bastón de mando, pero en la práctica fue simbólico. En pocas palabras, AMLO sabe que es el poder y lo ejerce a plenitud; en cambio, otra versión es que, quienes lo tienen se marean y no lo usan correctamente. Un contexto más, es que, hay quienes lo tienen, pero no lo ejercen.
¿PODER O DINERO?
Nos acostumbraron a que el ejercicio del poder era por dinero. Así sucedió en los más de 70 años del poder priista; y en los doce de los panistas. El pueblo, para ellos, fue un medio, si, para llegar al poder mediante una elección. Sin embargo, es difícil encontrar un ejemplo de alguien que haya llegado al poder y se haya dedicado a servir, y no a servirse. En el caso de los priistas en el poder, se habló de la familia revolucionaria y, cada seis años, se hacía el recuento de los nuevos ricos, enriquecidos por el poder.
El ejemplo más reciente fue el sexenio de Enrique Peña Nieto, es creo, el que más se recuerda porque fue el último. Sin embargo, la historia cuenta como, ya desde el siglo pasado, en el gobierno de Miguel Alemán Valdez la clase política en el poder, visualizó la forma de cooptar al estado y hacer negocios; fue en ese sexenio cuando, de manera gradual, un grupo político se fue adueñando de las distintas áreas de la administración pública para enriquecerse. Es la época en que, se decía, tú ponme donde hay y yo me encargo del resto.
Muchos pensamos que el gobierno de Enrique Peña Nieto sería diferente. Con las experiencias de perder la presidencia de la Republica en el 2000 y en el 2006 ante el PAN, creímos que, al recuperar el poder, lo harían para fortalecer su presencia partidista, que hasta presumió una nueva clase política en el poder. Fue una corrupción tremenda, por eso, volvió a perder… la esposa de uno de ese grupo, gobernador de un estado escribió en su libreta: “merezco abundancia, merezco abundancia” … y lo están pagando.
DUEÑO DEL PODER
La teoría nos dice que el poder es del pueblo, pero quien lo ejerce, es el que a fin de cuentas lo disfruta. Por eso, la historia es prodiga en ejemplos de quienes, teniendo el poder, no lo quieren dejar; de cómo los gobernantes, hacen y deshacen en sus ansias adictivas para continuar teniendo poder. Por eso, una y mil veces, vamos a repetir que personajes como Luis Echeverría Álvarez o Carlos Salinas, entre muchos, desearon trascender su sexenio… para unos fue tentador la reelección, para otros, trascender por un proyecto político.
Nos dicen que, estas personas, buscaron emular a Plutarco Elías Calles, que fue conocido como el Jefe Máximo de la Revolución. En nuestros días es, precisamente esa actitud, la que se observa en Andrés Manuel López Obrador. Trascender como el mejor Presidente… creo que ya trasciende, por echar del poder a los neoliberales. Y para quienes no comulgan con su forma de gobernar, una y otra vez repiten: quiere regresar a los tiempos del PR, de un solo partido, y no solo eso, al ejercicio del poder por la voluntad de una persona.
Creo que una cosa que se le debe admirar es su capacidad para construir las condiciones para llegar al poder: fueron 18 años de lucha, tres candidaturas presidenciales. Y ahora, a como se están dando las cosas, da muestras de ser un maestro del ajedrez: ha ido moviendo sus piezas, colocando, de tal manera que es él, a última instancia, el que, con su liderazgo moral, o político, pudieran manipular hechos y coyunturas, de tal suerte que efectivamente puede convertirse en un “líder moral” con todo y que, como bien repite una y otra vez, se ira a su rancho.
DUEÑO DE TODO
Con verdadera maestría de operador político AMLO ha construido las condiciones para que el gobierno dependa de una sola voluntad, la de él: ha logrado neutralizar los posibles contrapesos, el Poder Legislativo actuó según sus dictados… sin quitar ni una coma a sus iniciativas; fue minando los órganos autónomos, como el INAI, poco a poco fue cooptando al INE, al Trife e incluso al Poder Judicial. Y la elección del 2 de junio veremos si logra cooptar al pueblo: si gana la mayoría calificada en ambas cámaras habrá derrotado a todo el sistema político.
En los hechos AMLO ha demostrado a tirios y troyanos que sabe el significado del poder; de cómo se ejerce, de cómo se conserva y acrecienta, de tal suerte que, si funciona el famoso plan C, honrosa y jubilosamente podrá cantar victoria: y Claudia Sheinbaum tendrá al ser la primera mujer Presidenta dos opciones: la de Pascual Rubio o la de Lázaro Cárdenas.