Todavía se ve rondar por Victoria capital, a los polvos de aquellos lodos fronterizos, en sus flamantes camionetas de alta gama, buscando extender los cotos de impunidad que les prodigó su jefe, el exgobernador de triste memoria.
Creerán que el despliegue de las instituciones, que finalmente están cerrando expedientes, para consignarlos y someterlos al imperio de la ley son salvables, y andarán buscando los conductos de la corrupción, el único concepto existente en su vocabulario del servicio público.
Ya la Fiscalía consignó a unos y la Auditoría Superior del Estado presentó las primeras denuncias penales respecto de otros, en lo que es apenas un asomo del universo de excesos y desviaciones, cometidos durante el pasado sexenio, desde la cúpula de esa administración estatal y con ramificaciones inimaginables.
Exfuncionarios, pretendidos proveedores, administradores, simuladores y prestanombres, muchos que siguieron haciendo durante los últimos dos años, alarde de opulencia con los recursos públicos que se robaron, llegaron a pensar en la impunidad infinita y algunos todavía piensan pueden comprar a los responsables de la profilaxis desde el nuevo gobierno.
Está bien que regresen lo robado -en solo aquellos diez expedientes de “peces menores” judicializados la ASE contabiliza dos mil 300 millones de pesos sin justificar su gasto-, pero si es para trasladarlo a otras manos corruptas, solo elevarán sus penas, llevándose entre las patas a quienes pudieran caer en esa tentación.
Yo pienso que no, que los pretendidos disimulos serán rechazados por los funcionarios en quienes depositó su confianza el Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA y que, en efecto, finalmente se hará justicia al pueblo de Tamaulipas, castigando a quienes abusaron de su confianza y se dedicaron a saquear el patrimonio público durante el pasado sexenio.
Que así sea.
El Gobernador tamaulipeco anda en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, compartiendo experiencias y compromisos a favor de un desarrollo global sustentable, desde la Agenda 20-30, sobre la que antes bordó en encuentro nacional y en la revisión propia de las tareas cumplidas y por cumplir en lo doméstico.
El liderazgo político y ejecutivo del doctor AMÉRICO, desde Tamaulipas, ha trascendido al terruño y en los respectivos planos superiores, va compartiendo experiencias, que buscan multiplicar historias de éxito a favor de la sociedad, comprometidos con las nuevas generaciones.
Hacer gobierno es lo que corresponde y se está actuando en consecuencia.
El proceso electoral, aunque cumple una agenda posterior a la votación, no tiene mayor trascendencia, en lo contundente del mandato popular registrado en las urnas del dos de junio pasado.
Las autoridades jurisdiccionales especializadas, tienen plazos que van, a la última instancia, hasta las vísperas de la asunción de los nuevos gobiernos y las representaciones populares, aunque unos y otros, están conscientes que ya no hay forma de cambiar los resultados.
Una, porque quienes hicieron trampas, son los derrotados que andan buscando obtener en tribunales lo que el ciudadano les negó en las urnas y otra, porque los resultados ya fueron auditados en extremo y no se encontraron faltas que evidenciaran alguna alteración al mandato popular, sencillamente, porque no la hubo.
Por eso se espera que, en la tercera semana de agosto, cuando se agoten los términos para las instancias locales, se haga la asignación de las diputaciones locales plurinominales, definiendo la conformación de la próxima legislatura tamaulipeca.
Por necedad, habrá quien recurra a las últimas instancias, federales, pero los recursos irán derrotados de origen y en todos los escenarios, sobradamente, Morena y sus aliados, tendrán más de las dos terceras partes de las curules, necesarias para enderezar la herencia maldita, del pasado tortuoso prianista.
Por eso, lo que no hagan en estos dos meses las instancias jurisdiccionales, para castigar la corrupción del pasado sexenio y echar a los protectores que ahí dejó sembrados, para su impunidad, el exgobernador de triste memoria, lo consumarán los integrantes de la siguiente legislatura.
Entonces será el llorar y crujir de dientes.
Por eso insisto: sus emisarios, que andan buscando por estos tiempos comprar más impunidad, con los mismos dineros sucios que se llevaron, no van a encontrar eco en los responsables de hacerles pagar sus cuentas.
Veremos y diremos.