Durante muchos años, los titulares de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Tamaulipas, (Codhet), se la pasaron clamando y exigiendo un mayor presupuesto.
Cada vez que entregaban un informe de labores al Congreso del Estado, los ombúdsmanes justificaban su bajo, o pobre rendimiento, con la queja recurrente de que: “lo que nos dan (de presupuesto) apenas alcanza para pagar sueldos).
Así atajaban las críticas por las escasas recomendaciones que emitían (y emiten) anualmente. El mismo pretexto usaban para defenderse de quienes los criticaban por su fracaso para frenar los abusos del poder público, particularmente de las corporaciones policiales y de las instancias de procuración y administración de justicia.
Con excepción de Olivia Lemus, la actual titular de la Codhet, en su oportunidad platiqué con casi todos los presidentes que le antecedieron, y la coincidencia era esa: para que haya una auténtica defensa de los derechos humanos necesitamos más dinero.
Con un mayor presupuesto, decían, se podría contratar más personal. Se mejoraría los sueldos de quienes ya están en activo. Se abrirían más oficinas delegacionales en el estado, y se intensificaría la promoción de derechos humanos y la capacitación de los servidores públicos.
Pues bien, en diciembre pasado el Congreso del Estado casi le duplicó la partida presupuestal a la Codhet. Le asignó recursos por 59 millones 213 mil pesos, contra los 34 millones 269 mil pesos ejercidos en 2022.
Sin embargo, a casi seis meses del presente año, seguimos viendo a la misma Codhet adormilada de siempre. Sigue comportándose apática y timorata frente a los excesos, abusos e ineptitudes del poder público.
Por ejemplo, no ha dicho nada en defensa de las decenas de víctimas, en su mayoría estudiantes, que ha dejado la ola de calor que nos agobia. Tampoco ha levantado la voz por quienes padecen el criminal desabasto de agua en sus casas.
La comisión ha permanecido aletargada. Callada. Sumisa. Lo lógico es que, la titular, Olivia Lemus, hubiera, mínimo, emitido un comunicado haciendo un enérgico reclamo a las autoridades, conminándolas a salvaguardar la integridad de los estudiantes y de los tamaulipecos en general. Pero no.
Igual de muda ha permanecido la Codhet frente a episodios de violencia, como la reciente ejecución extrajudicial de cinco personas en Nuevo Laredo, a manos de militares.
El asunto fue un escándalo mundial, desatando reclamos de organismos nacionales e internacionales de derechos humanos, y la única que no dijo nada fue la Codhet.
Y así podríamos seguir enumerando ejemplos de casos en que la comisión se ha quedado callada, lo que nos obliga a cuestionarle: ¿para qué querían más presupuesto?
Los tamaulipecos nos merecemos una comisión defensora de los derechos humanos que sea eficiente en su tarea. Que haga valer esa autonomía que le otorga la constitución. Que sea un verdadero cadillito para el gobierno. Ojalá pronto la tengamos.
EL RESTO.
Tan urgidos como andan siempre de temas para plasmarlos en una iniciativa, los diputados locales están dejando pasar una oportunidad de oro con el fenómeno climático de la ola de calor.
¿Por qué no promueven una ley que nos obligue a todos a sembrar un arbolito?
ASI ANDAN LAS COSAS.
