Mauricio Zapata
Ciudad Victoria es un caos sobre ruedas.
No hay día que uno no se encuentre con un cafre del volante que, sin el menor respeto por la vida, ignora los semáforos, invade carriles, se estaciona en doble fila o simplemente conduce como si la calle le perteneciera.
Y lo peor: nadie hace nada para evitarlo.
Aquí, la cortesía vial es un mito.
Si uno se atreve a ceder el paso, es más probable que reciba un claxonazo de reproche que un gesto de agradecimiento.
Los peatones, esos seres en peligro de extinción, deben correr por su vida porque las cebras pintadas en el pavimento parecen más decoración que una indicación de paso seguro.
Vemos a aquellos que van rebasando en un tramo corto, metiéndose entre los autos de manera imprudente, en donde pueden provocar un choque y al final de la cuadra se paran por el semáforo. De nada sirvió su gran osadía.
Y así, podríamos poner muchos ejemplos de la agresividad de los conductores y la falta de una cultura vial en la Capital de Tamaulipas.
El problema no es solo de los conductores, sino también de la nula autoridad. ¿Cuántas veces hemos visto patrullas de Tránsito pasar de largo cuando alguien comete una infracción flagrante?
Parece que su labor se reduce a instalar retenes esporádicos o multar al despistado que no vio el señalamiento de “prohibido estacionarse”.
No se trata solo de falta de educación vial, sino de impunidad. La gente sabe que puede hacer lo que quiera porque no hay consecuencias.
Así, el caos se vuelve la norma, y los accidentes se multiplican. Pero hay soluciones.
Hace falta una verdadera cultura vial, no solo con campañas que terminen en carteles olvidados, sino con acciones concretas: multas efectivas, operativos constantes, educación desde la escuela y, sobre todo, ciudadanos dispuestos a cambiar su actitud al volante.
Ciudad Victoria no puede seguir siendo la jungla del volante, donde el más fuerte impone su ley.
Porque mientras no hagamos algo, todos seguimos siendo víctimas del mismo problema. Y tarde o temprano, nos tocará ser la estadística de un accidente que pudo evitarse.
EN CINCO PALABRAS.- Parece que poco les importa.
PUNTO FINAL.- “Caos, bocinazos, imprudencia… y nadie sanciona”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata