abril 17, 2025
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Mauricio Zapata

La paradoja del toro de lidia

marzo 21, 2025 | 533 vistas

En un intento por aplaudir la sensibilidad y el progreso, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la prohibición de las corridas de toros “con violencia”.

Una victoria para el activismo animalista, dicen. Un paso adelante en la civilización, aseguran. Pero, ¿realmente estamos protegiendo al toro de lidia o estamos firmando su sentencia de extinción?

El toro bravo no es un animal común. Su existencia depende exclusivamente de la tauromaquia. Es un animal creado genéticamente para este precepto.

Sin esta industria, las ganaderías dejarán de criarlo, porque nadie mantiene un animal de este tipo solo por romanticismo.

Los defensores de la prohibición argumentan que estos toros podrían seguir existiendo en santuarios o reservas, pero la realidad es otra: no hay financiamiento ni condiciones para que miles de toros vivan en libertad sin un propósito económico que sustente su crianza.

Si nos adentramos en el tema desde una perspectiva biológica, encontraremos que el toro de lidia es el resultado de siglos de selección genética, criado para ser un animal fuerte, bravo y único en su especie.

Sin la tauromaquia, esta línea genética se diluirá o desaparecerá. Irónicamente, lo que se ha presentado como una medida de protección, en realidad llevará a la extinción de la especie que se intenta salvar.

El debate sobre la ética de las corridas de toros es válido.

Es una tradición con detractores y defensores apasionados.

Pero cualquier cambio debe considerar no solo la emoción del momento, sino también las consecuencias a largo plazo.

Prohibir la tauromaquia sin un plan para conservar al toro de lidia es una solución simplista y miope.

Hoy se celebra la prohibición de “corridas sin violencia” como un triunfo del humanismo.

Mañana veremos cómo los campos se quedan vacíos y cómo una raza emblemática se convierte en historia.

La verdadera protección de un animal no es simplemente evitar su muerte, sino garantizar su existencia.

En este caso, la ley que pretende salvar al toro, en realidad lo está condenando.

Para terminar, la fiesta brava es arte, pasión, libertad, valor y entrega. El toro de lidia existe gracias a ella, pasa toda su vida en libertad, y a diferencia de todos los demás animales domésticos, muere con casta y dignidad.

EN CINCO PALABRAS: Extinción disfrazada de protección animal.

PUNTO FINAL: “El hombre siempre cree salvar lo que en realidad está destruyendo”: Cirilo Stofenmacher.

X: @Mauri_Zapata

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