febrero 5, 2025
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Rogelio Rodríguez Mendoza

Las delegaciones, entes fantasmales

enero 14, 2025 | 109 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza

 

Las delegaciones del Gobierno federal en Tamaulipas son auténticos entes fantasmales.

Las oficinas representativas de instancias federales como la Sader (antes Sagarpa), Infonavit, Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y por supuesto la Secretaría de Bienestar, entre otras, existen, pero no existen.

Parece un contrasentido, pero es una realidad inobjetable porque los edificios y los burócratas ahí están, pero no realizan ninguna tarea. Están ociosos.

El problema es que a pesar de esa inacción nos siguen costando mucho dinero a los tamaulipecos.

Muy lejos quedaron los tiempos aquellos en que, delegaciones como la de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), eran auténticas oficinas de gestión social y ejecutoras de las políticas públicas que se dictan o se aprueban desde la Ciudad de México.

Por ejemplo, la Sader se encargaba de llevar una estadística precisa del sector agropecuario del estado, era la ejecutora de los programas de sanidad vegetal y animal, y además representaba el canal más rápido para “bajar” los apoyos a los productores.

Hoy nadie sabe a qué se dedica. Sus instalaciones lucen casi en el abandono total, y claro que quienes pagan las consecuencias son los agricultores, ganaderos, citricultores y pescadores, que llevan años clamando por apoyos.

Igual sucede con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la delegación responsable del rubro carretero. Su inoperancia se refleja en el desastre en que están convertidas las carreteras federales en Tamaulipas.

Eso sí, como desde hace por lo menos diez años, esa dependencia sigue señalada como una de las más corruptas del Gobierno federal, particularmente en delegaciones como la tamaulipeca.

En las mismas anda la Secretaría de Bienestar. No pasa de ser una ventanilla de entrega de los programas de bienestar social. Pero hasta ahí. Eso sí, su titular, Luis Lauro Reyes, le saca jugo a su posición de funcionario federal, haciendo política en su favor.

¿Cuál es la razón de la inoperancia de las delegaciones federales? La respuesta parece evidente: el centralismo del Gobierno federal.

Desde hace por lo menos seis años se decidió que todos los apoyos a los estados se decidieran y se manejaran desde la Ciudad de México. Así ha sido y así seguirá siendo porque no se percibe en el actual gobierno una intención de modificar el esquema.

El centralismo seguirá vigente porque le ha funcionado al partido en el poder, toda vez que puede disponer a su antojo de los recursos presupuestales.

El problema es que le ha funcionado al gobierno, pero no a los ciudadanos, porque los rezagos sociales siguen creciendo. El campo de Tamaulipas está sumido en una crisis sin precedente; las carreteras, como ya lo hemos denunciado, están destrozadas; y los programas sociales siguen rezagados.

Triste realidad. Pero es lo que hay.

 

EL RESTO

MÁS ACCIÓN Y MENOS LEGISLACIÓN.- Excelentes las reformas que serán aprobadas en breve por el Congreso del Estado para penalizar el uso de drones contra las fuerzas del orden público, y para elaborar un padrón de maquinaria pesada y con ello evitar que el crimen organizado las use para destruir cámaras del sistema de videovigilancia pública.

Nada más que hay un, pero: lo que sobran son leyes y tipos penales y lo que falta es voluntad y estrategia de la autoridad para atacar de fondo el problema delincuencial.

Es una obviedad, pero hay que insistir en ello: Los delincuentes no se van a asustar o detener porque fue creado un nuevo delito.

En otras palabras, se requiere más acción y menos legislación.

LAS PRISAS NO SON BUENAS.- Como era de esperarse, los comités de evaluación quedaron rebasados por el cúmulo de aspirantes registrados para ser candidatos a juzgadores del Poder Judicial del Estado.

El Congreso del Estado les extendió ya el plazo para que hagan su tarea, pero la enseñanza es clara: con prisa las cosas nunca salen bien.

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

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