Estamos acostumbrados a quejarnos, a plantear reclamos e incluso en ocasiones hasta a expresarnos mal de quienes nos gobiernan. En las redes sociales es común encontrar una lista de las fallas que, según unos, ha tenido el gobernante. Claro, otros apuntalan los aciertos. Sin embargo, también hay otra expresión, de que no debemos quejarnos… porque tenemos el gobierno que elegimos, el que merecemos, por el voto que le dimos. Sin soslayar que en términos porcentuales hay un poco más del 40 por ciento de los ciudadanos que les vale, que no votan.
Este domingo es esencial para todo México: los mexicanos, en edad de votar y con credencial de elector en mano, vamos a ir a las urnas para elegir al presidente de la República (todo indica que será presidenta), a los integrantes del Congreso de la Unión (senadores y diputados federales); y en el ámbito local, se elegirá a los presidentes municipales como a los diputados locales. Serán, pues, muchas boletas.
VOTAR Y SER VOTADO
Todos los ciudadanos mexicanos tenemos el derecho a votar y ser votado. Incluso en la Constitución de la República, en su artículo 36 se establece que…
Son obligaciones del ciudadano de la República:
- Inscribirse en el catastro de la municipalidad, manifestando la propiedad que el mismo ciudadano tenga, la industria, profesión o trabajo de que subsista; así como también inscribirse en el Registro Nacional de Ciudadanos, en los términos que determinen las leyes.
La organización y el funcionamiento permanente del Registro Nacional de Ciudadanos y la expedición del documento que acredite la ciudadanía mexicana son servicios de interés público, y por tanto, responsabilidad que corresponde al Estado y a los ciudadanos en los términos que establezca la ley,
- Formar parte de los cuerpos de reserva en términos de ley;
III. Votar en las elecciones, las consultas populares y los procesos de revocación de mandato, en los términos que señale la ley;
- Desempeñar los cargos de elección popular de la Federación o de las entidades federativas, que en ningún caso serán gratuitos; y
- Desempeñar los cargos concejiles del municipio donde resida, las funciones electorales y las de jurado.
No hay la menor duda de nuestras obligaciones.
LE VALE AL MEXICANO
Las múltiples investigaciones sobre la cultura política del mexicano no dejan la menor duda. El mexicano no tiene interés en ser parte responsable del entorno en que se desenvuelve; no le interesan los problemas de su comunidad y, quizá ahí, es donde esté la respuesta al alto grado de ausentismo en las urnas electorales. En el peor de los casos la votación no rebasa el 40 por ciento y el máximo, que es atípico, muy apenas es un poco más del 60 por ciento. Imaginen cuando la elección es a tercios, un gobernante es electo con un promedio del 20 por ciento del total de los electores.
Muchas veces, o casi siempre, le echamos la culpa al partido o al candidato. Decimos que no fue capaz de motivar, de impulsar, a que el ciudadano acuda a votar. Y de siempre el núcleo de población más consistente en no votar es el de los jóvenes. Por eso, una y otra vez, en esta elección se repitió que el candidato que mueva a los jóvenes puede hacer la diferencia. El lunes 3 sabremos, por ejemplo, qué tanto logró el MC con su estrategia de buscar a los jóvenes.
Hay, en términos históricos, una verdad: cuando la ciudadanía sale a votar, los resultados pueden ser sorpresivos… Votar es cumplir con una responsabilidad constitucional; pero es también un deber cívico.
