Mauricio Zapata.-
El método para la selección del candidato de Morena a la presidencia del país, no es más que aquel que usaba el poderoso PRI de los sesentas, setentas y ochentas.
Quizás la última vez que hizo algo similar, es decir, lo del tapado y hacerlo con mucho tiempo de anticipación, fue en el 94 con Colosio, pero al final de cuentas, fue diferente a los anteriores.
Hoy Morena usa las mismas estrategias.
Es decir, un jefe político que decide todo y al que le rinden pleitesía y obediencia. Un proceso que jala todos los reflectores sin importar la ley, las normas y la inequidad con relación a la oposición.
Pero si nos vamos más allá, este proceso se asemeja, incluso, al de los años veintes y treintas. Un proceso que impuso Plutarco Elías Calles que fue, por mucho tiempo, el jefe y poder tras del trono.
Me parece que eso quiere hacer el presidente Andrés Manuel López Obrador: instaurarse como el rey vitalicio al poner, no solo a su sucesor, sino a los candidatos a todos y cada uno de los puestos de elección popular que se elegirán el año que entra.
Y me refiero a los que también quieren ser alcaldes, diputados locales y gobernadores, que serán bastantitos en el 2024.
Quien vaya a ser el elegido candidato presidencial, no podrá gobernar a gusto hasta después de la mitad de su administración.
AMLO seguirá mandando porque tendrá de su lado a la mayor parte de los legisladores y gobernadores, ya que a él se la deberán y con él se la van a jugar.
Muy al estilo del añejo priismo. Sí, ese priismo que tanto odian y repelan de él.
Hay que reconocer que Morena tiene altas probabilidades y posibilidades de ganar la contienda presidencial del próximo año, independientemente de quien sea el candidato, así que López Obrador garantiza su poderío, al menos los tres siguientes años.
Por otro lado, el método de selección, me parece que se aleja de lo que requiere el país. Se basarán más en la popularidad que en la eficiencia y eso, de alguna manera, afecta el desarrollo de esta nación.
No es concurso de popularidad o de simpatía, sino la conducción del manejo de una república a la que le urge un líder que sepa unir y que sepa conciliar.
Así que estamos en un retroceso en materia política y eso debe preocuparnos. Y si la gente común va a decidir, ojalá que lo hagan con la razón y no con el hígado.
EN CINCO PALABRAS.- No son iguales, ¡son idénticos!
PUNTO FINAL.- Al mal tiempo, buen candidato: Cirilo Stofenmacher.
Twitter: @Mauri_Zapata