José Inés Figueroa Vitela
La próxima legislatura local será determinante en la construcción del presente y futuro tamaulipeco.
Aunque desde hace seis años, los ciudadanos de este girón de la patria votaron por su transformación, en la elección de senador de entonces y lo refrendaron hace tres, concediéndole mayoría a Morena en el Congreso local, no fue sino hasta hace dos, que los mismos echaron al PAN del Gobierno estatal, cuando se empezó a desarrollar el andamiaje para el añorado cambio verdadero.
Todavía los polvos de aquellos lodos colearon, en una intentona por obstruir el trabajo del nuevo Gobierno estatal y ganar cotos de impunidad, así como prolongar el criminal saqueo, pero las urnas de este año ya no dejaron lugar a dudas, ni fisuras coyunturales.
La abrumadora mayoría de Morena y sus aliados en la Cámara, con al menos 21 de los 22 distritos uninominales, que en el último reparto -aun sujeto a la tramitología jurisdiccional-, le garantiza varios espacios por encima de la acotante mayoría calificada -dos terceras partes-, enfilan a la consumación inexorable de la cuarta transformación, con su segundo piso.
Los CABEZA DE VACA ya no podrán comprar jueces federales que les amparen, ni estarán en la condición de obstruir los juicios políticos que procedan, para seguir evadiéndose de la justicia, con toda su parentela y cómplices en el saqueo a los tamaulipecos durante el pasado sexenio.
Ese es el principio del entierro del viejo sistema prianista, con sus dos partidos y los actores, protagonistas de la barbarie, los menos, cómplices por la omisión de permitir la alianza y mantenerse en ella hasta la ignominia, con la cuasi desaparición de sus siglas.
Los integrantes de la nueva bancada mayoritaria morenista, entre los que se cuentan reelectos seis diputados por la vía de mayoría y un plurinominal, sacarán con el concurso de los aliados del Verde y el PT, todas las leyes necesarias para revertir el marco jurídico hecho a la medida del delito, característico del “cabezato”, corregir el andamiaje y sancionar a los operarios de la estructura jurisdiccional cómplice.
Para empaparse de la terminología, los procedimientos, los escenarios físicos y virtuales propios de la Cámara, este fin de semana va a celebrarse la primera reunión parlamentaria de ese grupo, en Victoria capital.
Hay quienes apuran escenarios, porque de una vez se defina el nombre de quien coordinará a la bancada y por extensión, le tocará encabezar la Junta de Gobierno del Congreso, durante la inminente legislatura, que inicia funciones en octubre, instalándose en las vísperas, el último de septiembre.
Los nombres van y vienen, al gusto de los opinadores, los pretendidos dueños de la bola de cristal y los buenos deseos o mayores aspiraciones de quienes tienen un interés directo en torno a ello.
Sin detrimento de lo que finalmente incline la balanza, habida cuenta de los tantos factores incidentes, de circunstancia, tiempo y espacio, son tan ociosos los encartes, como los descartes.
Nadie puede regatear a la actual presidenta, ÚRSULA PATRICIA SALAZAR MOJICA, los méritos de su ejercicio que sí, ciertamente, no aseguran su ratificación en el cargo para la siguiente legislatura, menos la marginan de la eventualidad de volverla a hacer.
Fue ella quien logró reunificar a los leales al proyecto, para reivindicar el valor del voto de hace tres años y regresar a Morena la mayoría, con el control político y administrativo de la Cámara.
Desde esa posición, afrontó los embates de las minorías, al servicio del pasado, quienes, con artilugios, violencia física y verbal, amén de complicidades de dentro y fuera, de manera reiterada buscaron volver a despojarlos de lo que los ciudadanos les habían concedido en las urnas.
Ella también enarboló la lucha contra los personeros del cabecismo, enquistados en fiscalías y tribunales, desde donde pusieron -y lo siguen haciendo-, piedras, rocas y montañas, al gobierno morenista, sosteniendo con ello mantos de impunidad a favor de los CABEZA y compinches.
Solo desde el Congreso local, bajo la coordinación de ÚRSULA, se pudieron recuperar leyes y acotar los entes, para romper el cerco y abrir espacios de legalidad y justicia perdidos.
En su trabajo intenso, visionario, inteligente, se reconoce un aporte fundamental para reposicionar a Morena en Tampico, histórico bastión del panismo tamaulipeco que, en el origen, se antojaba imposible de conquistar en medio de la sólida administración de CHUCHO NADER, quien como candidato a diputado federal encabezó la papeleta azul.
De diputada electa por la vía plurinominal en esta legislatura, ÚRSULA pasará a la siguiente como representante de mayoría del distrito 21, Tampico Norte, el cual ganó en una estrecha alianza y colaboración con la hoy alcaldesa electa, MÓNICA VILLARREAL ANAYA.
Con ella en Tampico, y con el gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA en el Estado, a cuyo liderazgo responde, la actual lideresa del Congreso Local se declara presta a colaborar, en la misión que le sea asignada, siempre en los postulados y proyección de la Cuarta Transformación.
ÚRSULA puede repetir como Presidenta del Congreso, partiendo del valor, la lealtad, los resultados, la capacidad probada en el desempeño de esa responsabilidad.
Igual pueden existir otros factores que al final incidan y la puedan dejar fuera de “esa jugada”, aunque sus activos se mantengan como aliados de la causa.
El tiempo es inexorable… e inexpugnable.
Ya falta menos.