abril 20, 2025
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Mauricio Zapata

Los simuladores

abril 18, 2025 | 125 vistas

No eran superhéroes. No volaban, no usaban capas, ni vestían mallas ajustadas. No tenían gadgets imposibles ni fuerza sobrehumana. Pero cuando aparecían, todo cambiaba.

Eran cuatro tipos comunes, con pasados difusos y talentos diversos, que se aliaban para hacer justicia desde las sombras.

Ellos eran Los Simuladores, una banda de redentores modernos que, sin violencia, armaban planes quirúrgicos para ayudar a quienes ya habían agotado todos los caminos.

Mario Santos, el cerebro, caminaba como si ya supiera el final. Tenía la calma del ajedrecista que siempre va dos jugadas adelante. Pablo López era el infiltrado, ese que entraba en cualquier sitio con la soltura de quien parece no estar. Emilio Vargas, el actor camaleónico, ponía en escena la verdad disfrazada de mentira. Y Medina, el técnico, daba el toque final, como quien ajusta una bomba sin que explote. Juntos, eran una coreografía de inteligencia, un teatro de lo posible en un mundo lleno de trampas.

En un país donde la justicia es a veces una ruleta, ellos ofrecían una respuesta con trampa… pero justa.

 Ayudaban al humillado, al estafado, al acosado. No por dinero, sino por esa convicción silenciosa de que alguien tenía que equilibrar la balanza.

Ellos lo hacían con actuaciones, cámaras ocultas, planes milimétricos, y sobre todo, con empatía.

No era venganza: era pedagogía. Enseñaban a los villanos que el abuso tiene consecuencias.

Los simulacros de Santos y compañía se metieron en la conciencia colectiva. Fueron más que una serie. Se volvieron símbolo.

 Porque Los Simuladores representan lo que muchos quisiéramos hacer: defendernos sin violencia, exponer al corrupto con astucia, y decirle al poderoso: “No vas a salirte con la tuya”.

Cada episodio era una lección de que el ingenio puede más que la fuerza. Y aunque se escondieran tras disfraces, sus verdaderos rostros eran los de la justicia social.

 En una realidad plagada de abusos, ellos no nos mostraron cómo escapar, sino cómo enfrentar. Con dignidad. Con estrategia. Con memoria.

En el fondo, Los Simuladores nos recuerdan que no se necesita capa para ser héroe. Sólo hace falta voluntad, talento… y amigos que te cubran la espalda.

Una serie de hace casi dos décadas, pero que, en lo personal, me sigue marcando.

EN CINCO PALABRAS: Astucia, justicia, lealtad, ingenio, redención.

EN CINCO PALABRAS “A veces, la mejor mentira es la que nos permite decir la verdad»: Cirilo Stofenmacher.

X: @Mauri_Zapata

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