Otra vez, los diputados federales de Tamaulipas nos dejan claro que su compromiso no es con la ciudadanía, sino con los intereses políticos del momento.
Durante la sesión en la que se discutió la eliminación del fuero al exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, varios legisladores tamaulipecos optaron por respaldarlo, como si se tratara de un asunto de lealtades personales y no de justicia.
Lo que resulta indignante es que estos diputados, quienes en teoría fueron elegidos para representar a los tamaulipecos, prefirieron alinearse con una figura cuestionada en lugar de actuar con responsabilidad.
No estamos hablando de un caso menor. Cuauhtémoc Blanco enfrenta señalamientos graves, y su gestión estuvo plagada de escándalos, acusaciones de corrupción y una crisis de seguridad que dejó a Morelos sumido en la incertidumbre.
Entonces, ¿por qué nuestros representantes votaron a su favor? La respuesta es simple: intereses políticos.
En la actual lucha de poder, lo que menos importa es la ética o la justicia. Lo que importa es quedar bien con ciertos grupos, asegurarse un lugar en las próximas elecciones o simplemente seguir la línea que les dictan desde arriba.
No es la primera vez que los diputados tamaulipecos nos decepcionan con sus votos.
Lo hicieron cuando aprobaron reformas a modo, cuando defendieron lo indefendible y cuando guardaron silencio ante los problemas más urgentes.
Ahora, con este voto en favor de Cuauhtémoc Blanco, confirman lo que muchos ya sospechábamos: la representación ciudadana es solo una fachada.
¿Qué mensaje nos están enviando? Que pueden seguir tomando decisiones en contra del interés público sin consecuencias. Que sus lealtades están con los grupos de poder, no con la gente. Que la justicia es un concepto moldeable según la conveniencia del momento.
Los ciudadanos merecemos representantes con dignidad, con criterio propio y con la valentía de tomar decisiones basadas en lo correcto, no en lo conveniente.
Pero, por lo visto, eso es demasiado pedir.
EN CINCO PALABRAS.- Nadie como ellos para correr.
PUNTO FINAL.- “En política, la vergüenza es un lujo que pocos pueden permitirse”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata