junio 20, 2024
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Melitón Guevara Castillo

Noticias generacionales

junio 14, 2024 | 65 vistas

La evolución de la vida es sencilla, todos la conocemos, pero hay ciertas cosas que nos negamos a reconocer; para el optimismo, siempre decimos que estamos y nos sentimos muy bien, pero hay hechos y experiencias que nos indican lo contrario. La vida cotidiana nos da señales y, muchas de las veces, nos negamos a aceptarlas: como de que padecemos un mal o que nos sucede algo extraordinario, como que a veces nos falla la memoria… hace días una prima tuvo un accidente y luego me dijo: estoy en una etapa de vivir y disfrutar la vida, porque me di cuenta que se puede ir en un instante.

Conozco a mucha gente. Por mi vida docente, muchos años frente a un grupo de estudiantes, pero también muchos años de escribir para medios de comunicación. Por eso, con frecuencia, me saludan, me hacen comentarios, y un día andaba con mi hija y eso sucedió: me pregunta, ¿Quién es? Sincero, le dije: recuerdo su cara, sé que lo conozco, pero no recuerdo su nombre. Ante mi respuesta, me dice: “es la memoria, papá, la memoria”. Y sí, efectivamente, puede ser la memoria… que no se usa, que se anquilosa, que duerme.

 

NO HAY VUELTA ATRÁS.

Hace como doce años conocí un caso especial. Una persona adulta, como de 90 años, festeja su cumpleaños. Me entero que, emocionado, había dicho a sus hijos: hacemos la fiesta de mi cumpleaños, me siento muy bien. Y así fue, tres meses después, un viernes se sintió mal, el médico que lo atendió le recetó medicamentos y no mejoró; lo llevaron al ISSSTE y ahí le dieron el diagnóstico: le había dado una embolia. A la semana, un viernes al mediodía, falleció.

La cuestión es que en el ínter se platicó con un medico internista amigo de la familia que conocía al paciente, puesto que en otras ocasiones lo había atendido: escuchó, hizo preguntas, sobre cómo se sentía el señor, sus reacciones y gestos. Al final, una vez que sopesó la información, su respuesta fue alarmante: por lo que me dicen, creo que solo hay dos explicaciones: le dio una embolia o son los síntomas de la senilidad. Y si es uno u otro no hay vuelta atrás. Tal y como sucedió.

 

NOS REÍMOS DE LO QUE NOS SUCEDE.

En ocasiones hay hechos o acciones que, por la forma en que sucedieron, nos dan risa, no las tomamos en cuenta. Un buen día, por ejemplo, me caí de una camioneta, hagan de cuenta que di un paso adelante pensando que estaba en tierra firme. Un amigo de Matamoros, profesor, semanas después me dice: Cuídate, yo también me caí…y mi esposa, me dijo, quería que le explicara cómo o porqué me caí. No pude explicarlo, me dijo, solo sé que de pronto ya estaba en el piso. ¿Quiénes, o cuántos amigos, se han caído de las escaleras?

En fin, hace días me sucedió dos veces un mismo caso. Una de mis rutinas al levantarme es hacer el café: llenar la jarra de agua, colocarla en la cafetera, poner el filtro con el café y, claro, encender la cafetera. El siguiente paso es sacar la basura y regresar, ahora sí, a servirme mi primera taza de café. Pues ese día regresé y la jarra estaba llena de agua… pensé, no la puse en el compartimiento de la cafetera, así que lo hice, la vacié. Me pongo a ver las noticias y pasados varios minutos voy por mi café… estaba igual: el agua en la jarra, clara, sin café. Y reviso: resulta que no puse café en el filtro, así que el agua caliente hacía su recorrido normal, pero sin café, pues no se hacía el café.

 

NOTICIAS GENERACIONALES.

Al ser parte de una generación vamos compartiendo eventos y la evolución de la vida. Un día me comenta mi esposa: es increíble, pero poco a poco, cuando nos reunimos (con sus amigas) poco a poco se van agregando las que empiezan a tomar pastillas para sus achaques. Efectivamente, cuando se es adulto mayor, compartir información sobre achaques, medicinas y remedios se convierte en una rutina cotidiana. Feliz, sí, quien siendo adulto mayor aún no vive esa condición.

Hay noticias que ya no me sorprenden. Hace días un primo festejó su cumpleaños y, sin aspavientos, nos dijo: no puedo tomar alcohol, tengo un tratamiento médico: otro más, de la secundaria, hace días me dice que esta en proceso de pensionarse, porque le dictaminaron Parkinson. Este sábado mis compañeros de la secundaria nos vamos a reunir con uno que, hace meses, le dio un infarto y su proceso de recuperación ha sido lento, pero ya bien. Pues bien, en ese transcurso, una compañera se aplicaba quimioterapia por un cáncer… a la postre falleció.

 

VIVIR Y DISFRUTAR.

La vida, sin duda, es para vivirla: para lograrlo la cuestión es que tienen que pasar muchas cosas, como estudiar, formar una familia, trabajar. Unos trabajan para subsistir; unos más pensando que lo hacen para tener una vida plena en la edad adulta, trabajan tanto que lastiman su cuerpo, su mente y hasta su corazón, y al final resulta que se carece de lo indispensable para conservar la salud… así que, no lo olvidemos: una vida sana en cuerpo sano alarga nuestra vida, nos da momentos de felicidad y alegría.

¡Feliz fin de semana! ¡Disfrutemos la vida!

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