Eleazar Ávila
Por supuesto que ayer más de uno se quitó las mallas y hasta me advirtieron: “Ten cuidado, los tres son muy rencorosos”. Vamos por partes. No escribí nada que no sea del dominio público, porque es evidente que, con todas sus letras, Olga Patricia Sosa Ruiz, José Ramón Gómez Leal y Maki Esther Ortiz Domínguez son la tercia que mayor hiper, ultra, “exceso” y excitación política tienen.
Muchos lo han escrito, y por lo mismo, a petición de nuestros amados lectores, dije: va y sin anestesia. Como también ayer agregamos, están en su derecho de jugar a la ruleta, a la perinola, a lo que gusten, como también es cierto que no son los únicos a quienes les asiste legitimidad para levantar la mano, y también los anotamos.
Dijimos alcaldes, exalcaldes y hasta funcionarios de gobierno: Mario López, Alberto Granados, Erasmo González, Carmen Lilia Canturosas y funcionarios estatales como la titular de Bienestar Silvia Casas, el general de gobierno Héctor Villegas y la secretaria de Finanzas Adriana Lozano. En el caso adicional, y no menos importante, la presencia en territorio del rector de la UAT, Dámaso Anaya Alvarado.
De ello, ¿para qué se ofenden? Es más, cuando hablamos de los terrenos de la sociología política, y mejor aún de la parafilia política, es porque los conceptos se renuevan.
Hablamos del exhibicionismo, pero como luego decimos: “Chínguenle”, un poquito de lectura y mesura. Porque si la ruta es trabajar a destajo, en imitación de lo aprendido, puede que les dé resultado, puede que no, o puede que quién sabe.
El punto es que ayer abordamos la importancia de respetar las instituciones, y en ello comenzamos con lo que representa la Presidencia de México. Básicamente, los caminos que marque Morena, que ya advirtió, desde la llegada del presidente del mismo Andrés Manuel López Beltrán -perdón, de Luisa María Alcalde-, que todo y todos llegarán por la vía de la encuesta.
Resumen, la baraja es mucho más que tres, y vamos a esperar al menos un año más para conocer si los mismos mencionados sobrecalentaron lo que debió ser amistad y lealtad, o si en una de esas andan de suerte y es chalupa y buenas. Pero, ¿y si es chalupo?
¿Basta el territorio y el alboroto? ¿Basta creer que por default es una mujer? Yo no lo sé de cierto. No tengo “NPI” de lo que pueda pasar en un camino que avanza y “AVAnza”, con muchos años por venir y, diría yo sin equivocarme, con todo el poder para seguir construyendo su proyecto humanista. Pero, como bromeaba y decía en serio, hay quienes no leen ni sus propios boletines, menos a Maquiavelo, el rey de la operatividad del poder.
Y ayer que mencioné a San Agustín, de mis favoritos. Pero bueno, de cuento les comparto diez de sus apotegmas, con la certeza de que Tamaulipas no es una isla.
– “Ama y haz lo que quieras”: Significa que si el amor verdadero guía tus acciones, estas serán justas.
– “La medida del amor es amar sin medida”: Destaca la infinitud del amor como virtud suprema.
– “Si comprendes, no es Dios”: Reflexiona sobre la incomprensibilidad de Dios para la mente humana.
– “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti”: Una de sus frases más famosas, tomada de sus *Confesiones*, que habla del anhelo humano de trascendencia.
– “Dios es más íntimo a mí que yo mismo”: Expresa la cercanía de Dios al ser humano.
– “El orgullo no es grandeza, sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano”: Reflexión sobre la naturaleza del orgullo y la humildad.
– “La fe es creer lo que no ves; la recompensa de esta fe es ver lo que crees”: Sobre la relación entre fe y visión espiritual.
– “Ora como si todo dependiera de Dios; trabaja como si todo dependiera de ti”: Subraya el equilibrio entre la confianza en Dios y el esfuerzo personal.
– “El hombre es una gran profundidad. Tú, Señor, cuentas sus cabellos, y no se pierde uno solo de ellos. Sin embargo, es más fácil contar sus cabellos que sus sentimientos”: Reflexión sobre la complejidad del ser humano.
– “Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva; tarde te amé”: Confesión de su encuentro con Dios, lleno de arrepentimiento y admiración.
Nostra Política.- Ayer alguien, al hablar su partido, comentó “Mi partido El PRI”, no paré de reír. Me acordé de Manuel Alejandro: “Dueño de qué, dueño de nada”.
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