María José Zorrilla
Ante la preocupación sobre el alto grado de contaminación que produce el combustible para aviones ya se está pensando en la fabricación de lo que se conoce como biocombustibles para la aviación. El senador estadounidense por Kansas Jerry Moran comentó que, si bien los agricultores de su estado son los que alimentan al país, con tecnología e innovación próximamente también podrán abastecer al transporte aéreo.
Lo que se conoce como SAF por sus siglas en inglés (Sustainable aviation fuel) o combustible sustentable para la aviación se puede elaborar de maíz, sorgo y soya lo que significa menores emisiones de gas de efecto invernadero en comparación a los que producen los combustibles tradicionales. Kansas, afirma el senador podría convertirse en un centro neurálgico al combinar la aviación con la agricultura que es su principal fuente económica de ingresos contribuyendo con 80 mil millones de dólares a la economía. En cuanto a la aviación Wichita Kansas es la capital aérea del mundo donde miles de aviones y partes para la aviación se producen cada año, por lo que la combinación de ambas industrias podría ser significativamente importante.
Pensando en México, tenemos a Tamaulipas como el mayor productor de sorgo que debería empezar a considerar la propuesta de cultivar más sorgo, lo que podría servir para la producción de etanol renovable y convertirlo posteriormente en SAF -combustible sustentable para la aviación Guanajuato otro de los grandes productores de maíz y sorgo, podría también empezar a pensar en este tipo producción y dada la cercanía con Querétaro el mayor productor de la industria aeroespacial habría la posibilidad de combinar ambas industrias como lo ha propuesto el senador para Kansas.
Chihuahua otro de los estados que le han entrado a la fabricación de partes para la industria aeroespacial podría también tener un importante detonante al combinar agricultura con combustibles que dejan menos huella de carbono en el planeta. Lo interesante es que con los rastrojos de maíz como hojas tallos y mazorcas que quedan después de la cosecha y que significa el 50 por ciento de la cosecha total, y 70 por ciento de todos los despojos agrícolas del mundo, bien podría servir como base para la producción del etanol renovable. A veces nos hace falta ser más innovadores y creativos para empezar a incursionar en nuevas tecnologías en la producción de combustibles no contaminantes y más sustentables. Seguramente los procesos de transformación de este rastrojo o del sorgo y soya no deba ser del todo fácil, pero con la tecnología necesaria debería ser de interés de estados ricos en agricultura como Sinaloa considerado el granero del país. No todo el rastrojo en el caso del maíz puede ser utilizado porque una parte se deja para enriquecer el suelo y otra parte se utiliza como alimento o cama para animales, pero, no estaría mal que hubiera iniciativas gubernamentales para hacer estudios de esta índole y empezar a convertirnos en productores nuevos combustibles.
En Perú en una zona del Piura donde se produce cacao pero que es alto en producción de cadmio y no útil para consumo humano están trabajando en colaboración con Suiza para transformarlo en biochar o biocarbón. Proceso que se hace a través de una máquina de pirólisis (descomposición química de materia orgánica y todo tipo de materiales excepto metales y vidrios mediante calentamiento en la que sucede una degradación térmica y en la que la descomposición no produce combustión) Interesante saber que el biochar o biocarbón se utiliza para mejorar la fertilidad del suelo, para retener agua, modificar el PH del suelo y entre otras muchas cualidades su producción es una eficaz herramienta para luchar contra el cambio climático porque durante la producción del biocarbón se fija de forma muy estable el carbono procedente del C02 (dióxido de carbono) que las plantas habían retirado de la atmósfera.
Ojalá los agricultores mexicanos ya estén pensando en nuevas tecnologías y el gobierno en nuevas iniciativas que nos eleven al nivel que los nuevos tiempos plantean ante las demandas urgentes por un entorno más sustentable.