“La cabra siempre tira al monte”, es una frase que no debería olvidar el gobierno de la cuarta trasformación porque la historia de este joven gobierno en el país, ha dejado claro que no basta la buena voluntad del gobernante, y que sus colaboradores podrán coincidir con su ideología y proyecto, pero no están dispuestos a renunciar o deshacerse de las malas artes aprendidas en el camino de la política.
Los mexicanos, bueno la mayoría, confiaba en que el gobierno de la 4T sería distinto al priato y al panismo, sobre todo en el renglón de la transparencia y honestidad, porque estaban hartos del saqueo indiscriminado que volvió millonarios a cuantos gobernantes llegaron por esas siglas.
Sin embargo, conforme transcurrió el tiempo del Gobierno federal en turno y en los Estados que ganaron, se empezó a conocer que la famosa transformación no era en todos los sentidos y renglones, porque el saqueo y enriquecimiento de muchos funcionarios morenistas se seguía registrando, y al igual que sucedió con sus antecesores, no había, acción alguna en contra de ellos.
La situación fue tal, que cuando trascendían acciones de corrupción, el gobierno lopezobradorista aseguraba que eran actos de difamación, calumnias y distractores políticos.
Pero hoy la situación es distinta, porque Claudia Sheinbaum, al parecer no está dispuesta a solapar acciones corruptas, de ahí que haya salido a la luz pública el caso de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), en donde la Secretaría de Salud reconoció “posible corrupción” en compras a sobre precio por 13 mil millones de pesos en la compra consolidada de medicamentos 2025-2026.
Solo bastó “rascarle” un poquito para que aflorara la corrupción que presuntamente existe en esta dependencia y que llevó al cese de los principales funcionarios, sin que esto signifique que están exentos de ser llevado a la cárcel.
De todo esto se desprendió que la famosa megafarmacia también resultó un fiasco, pues no opera ni al uno por ciento de su capacidad, o sea, surtía uno de cada cien fármacos.
Y esto, en el caso de Birmex solo es del actual gobierno, habría que ver cuánto podrían haber desviado en la administración de López Obrador, no solo en esta dependencia, sino en el resto, cosa que podría estar sucediendo ahora mismo en algunas secretarías o Estados.
Con todo esto queda claro que la honestidad no se instituye por decreto o ideología política, sobre todo cuando los responsables de tan importantes áreas tienen un historial político no muy claro, y provienen de partidos que quedaron cuestionados en su honor.
Sin lugar a dudas que la presidenta Claudia Sheinbaum no la tendrá tan fácil, porque después de esto sabe que deberá que cuidarse de los de afuera, pero, también de los de adentro.
Ahora sí que como diría el dicho popular, con esos amigos, para que quieres enemigos.
