Mauricio Zapata
Entendemos la crisis.
Sabemos que el agua escasea.
No se trata de negarlo ni de mirar para otro lado. Ciudad Victoria atraviesa otra vez por momentos críticos en cuanto al abasto del vital líquido, y claro que es necesario programar su distribución.
Lo que no se vale y no podemos seguir tolerando, es que los tandeos se hagan sin estrategia, sin orden y, lo peor de todo, sin cumplir lo que ellos mismos anuncian.
Una cosa es enfrentar una crisis con inteligencia, y otra muy distinta es improvisar todos los días, como si no existiera la mínima planeación.
El calendario que publica la Comapa —ese que debería ser nuestra guía en medio del caos— sirve para una sola cosa: para fallar.
Porque rara vez se cumple. Porque anuncian agua a ciertas horas y en ciertos sectores, y no llega.
Y cuando llega, lo hace a deshoras o en horarios donde ya no sirve de mucho.
La gente ya no sabe si llenar tinacos en la madrugada o hacer fila con tambos bajo el sol.
Porque los tandeos se vuelven una especie de ruleta rusa en la que no sabes si hoy te toca perder.
Lo más indignante es la pasividad de la autoridad, que no escucha, no corrige, no da la cara.
Solo repite lo mismo: que hay crisis, que tengamos paciencia, que ahorremos.
Y sí, claro que hay que ahorrar, pero ¿cómo pedir responsabilidad al ciudadano si desde el gobierno no hay ni un gramo de eficiencia?
Porque no es solo la falta de agua: es la falta de respeto.
La ciudad merece una estrategia, no parches.
Merece un gobierno que piense, no que reaccione.
Que entienda que el agua no es solo un servicio: es un derecho. Que se pongan serios.
Que escuchen a los colonos.
Que revisen lo que están haciendo mal y que, de una buena vez, hagan que el calendario se cumpla.
Ya basta de simulacros disfrazados de soluciones.
Ya basta de austeridad intelectual.
EN CINCO PALABRAS: En Victoria ya estamos tarde.
PUNTO FINAL: «Cuando la torpeza se organiza, el desastre no tarda en llegar»: Cirilo Stofenmacher
X: @Mauri_Zapata