febrero 23, 2025
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María José Zorrilla

Una experiencia diferente

febrero 23, 2025 | 3 vistas

María José Zorrilla

 

Siempre he admirado a las personas que realizan actividades totalmente fuera de su ramo con la intención de vivir una experiencia diferente y probarse ante si mismos que son capaces de llevar a cabo algo fuera de la cotidianeidad. Ayer domingo fue ese día especial que viví la experiencia de ir a un mercado sobre ruedas muy popular en Vallarta. No fui como compradora sino como vendedora en un puesto improvisado que una conocida instaló para ayudarme a vender el excedente de cosas que compré compulsivamente en mi primera incursión en Temu una de las comercializadoras en línea más importantes del mundo que ofrece productos de moda, electrónicos, juguetes y muchos artículos más a precios muy accesibles. Nunca imaginé lo que implica montar un tendajo rodante y menos el sol y las incomodidades que pasan los comerciantes que esperan pacientemente la llegada de un cliente. Y así como en los inicios de la historia comercial desde el neolítico en Egipto cuando los agricultores empezaron a cosechar más de lo que consumían y tuvieron que vender el excedente y otra parte de la población se dedicó a la alfarería y la siderurgia, yo miles de años después, decidí salir a vender en un mercado ambulante. Vaya manera de incursionar de una manera poco ortodoxa en una experiencia tan ajena a mi actividad cotidiana y a mi esfera de confort. El mercadito de Mojoneras tiene muchos años de funcionar y tal vez haya cerca de mil puestos en ese universo de artículos eléctricos, ropa de paca, ropa nueva, herramienta nueva y de segunda y tercera mano, tenis deportivos, zapatos de trabajo, de moda, juguetes, anteojos, toallas, calcetines, aguas frescas, nieves y por supuesto no podrían faltar las fritangas. Tacos, garnachas, birria y toda la variedad de alimentos típicos de esta región del Occidente del país. Aunque hay familias que salen con sus hijos al mercadito, y hay también mujeres y jóvenes circulando por el cuadrante de unas doce cuadras de largo y ancho, la mayoría de los asistentes son hombres que salen a comprar ropa, herramienta y hacerse de alguna otra cosita que se les antoje como un par de lentes de sol, calcetines o aventarse un taco. Solo hay un par de calles empedradas o pavimentadas, lo demás es polvo y así entre un puesto y otro hay de pronto una señora ofreciendo tacos, otro puesto con frutas y verduras, otro con toallas de playa y otro con baratijas ya muy desgastadas, muñecas listas para acudir a un hospital de juguetes para su reparación, taladros, desarmadores y demás artículos de segunda mano para armar un buen taller, joyitas, regalos, chucherías japonesas que fascinan a los niños y jóvenes. Algunos artículos que parecían distinguirse por ser los únicos como el fabricante de asadores de fierro portátiles que se encontraba un poco fuera del área del mercado, pero en un punto estratégico a la pasada, igual que el vendedor de aguacate y nopales que se ubicó afuera de un taller mecánico en plena calle principal. Hacía tiempo que había escuchado que cuando quieras sacar algo de dinero, vas al Mercado de Mojoneras y te acomodas con una mesita en algún lugar que sobre, te cobran 30 pesos por derecho de piso y a vender lo que se te ocurra. Ropa que sacas del closet, cosas que nunca usaste y no es raro ver las vendimias más raras como una canasta con botes de bloqueadores para sol a medio uso, tornillos y piezas de fierro que no parecen tener ninguna utilidad, pero que seguramente la tienen de lo contrario no estarían allí. Muchos de los vecinos aprovechan el frente de sus casas sobre todo en Guerrero que es la calle principal de donde parte el mercadito hacia arriba y hacia el lado izquierdo. En esta travesía mercantil me acompañó mi hermana. Después de un par de horas y antes del cierre oficial del mercado, decidimos desmontar el tendajo. La experiencia había sido muy aleccionadora. Le pagamos a la chica que nos apoyó desde tempranas horas y nos fuimos con la convicción que no cabe duda que el comercio tiene sus secretos y sus sinsabores. Hay que entender la venta en toda la extensión de la palabra y como experiencia para un domingo de febrero fue muy buena.

PD Saldré de vacaciones y no habrá Tercera Llamada por un mes.

 

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