Dhena Mansur Sánchez.-
Roberto, Diego, Uriel, Jaime y Dante se conocían desde la infancia y
tenían toda una vida por delante, ninguno imaginó el infierno que les
deparaba el destino.
El corazón desgarrado en los hogares de los padres, madres,
hermanos, amigos de estos cinco jóvenes desaparecidos desde el 11 de
agosto pero este caso a diferencia de muchísimos otros sí se hizo público,
cuando no nos enteramos no significa que no desaparezcan mas jóvenes,
muchas familias no denuncian, no hablan. Como les decía en este caso las
familias clamaban por cualquier dato o pista con gritos desesperados a las
afueras de la Fiscalía de Jalisco, fue así como pernoctaron exigiendo
avances en la búsqueda ahogados en la angustia.
El tiempo transcurrió, noticias de los jóvenes llegaron, pero reflejadas
de la peor manera, una imagen en donde los cinco se encontraban
amarrados, jamás había visto una mirada tan llena de miedo, llanto, terror,
angustia, no quiero imaginar lo que sintieron sus madres al ver esa imagen
tan indignante, escalofriante, cruda y dolorosa que denotaba todo lo que sus
hijos estaban sufriendo y viviendo, pero no todo acabo ahí como si no fuera
suficiente después difundieron un video, que no tengo manera de describir
debido a su atrocidad, peor que una película de terror en donde ocurre una
tragedia impronunciable, son obligados a matarse entre ellos mismos, una
terrorífica transición que los convierte de amigos a asesinos.
Si analizamos este contenido, este video representa varias verdades,
un estado roto, una sociedad aterrorizada, la intención total de sembrar el
terror, siento decir que no es novedad, pero es la violencia al límite de un
problema que ya es latente, una constante que tristemente encierra a los
jóvenes en un patrón de peligro que no les permite volver a sus hogares con
bien al momento de salir.
Es una burla que esto suceda tan descaradamente, no nos estamos
topando con un secuestro económico mucho menos con un conflicto de
carácter político, el crimen organizado tiene años petrificando Jalisco.
Está totalmente claro que impera la ley del narco, pero ¿a que se
tiene que llegar para que el Estado intervenga? No se sabe, porque ni tanta
sangre regada en lo que podemos llamar ya un campo de exterminio, ni eso
ha logrado que se ponga un hasta aquí y mientras tanto el pan de cada día
sigue siendo el mismo, el cartel de Sinaloa versus Cartel Jalisco.
Nos topamos con lo que ahora se denomina como violencia
expresiva, una expresión total del dominio que el autor del crimen tiene en
base a sus actos.
El caso Lagos de Moreno necesita ser observado con lupa.
Hoy en día las oportunidades de trabajo para los jóvenes deben
abundar, no nos podemos dar el lujo de que se desvíen posibles perfiles
exitosos en posibles narcotraficantes, jóvenes con grandes capacidades
que terminen siendo reclutados de manera forzosa.
Nuestra sociedad está rota, de nada sirve criar buenos hombres si
afuera los espera un futuro criminal sumado a un gobierno que no los
protege.
Twitter: @DhenaMansur