Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Con una superficie agrícola de un millón 552 mil hectáreas, de las
cuales 551 mil son de riego, Tamaulipas destaca a nivel nacional como uno
de los principales productores de granos.
Por ejemplo, desde hace muchos años la entidad es primera en
producción de sorgo. En promedio, cada año la cosecha del grano rojo
ronda los tres millones de toneladas. Se estima que la derrama económica
que genera ese cultivo es del orden de los 700 millones de dólares al año.
La cosecha de maíz es de al menos un millón de toneladas al año.
También destaca en producción de cítricos, principalmente naranja y
limón italiano. De acuerdo con reportes de las autoridades federales y
estatales, las poco más de 45 mil hectáreas sembradas producen en
promedio 900 mil toneladas de cítricos cada 12 meses.
En el rubro ganadero, Tamaulipas también es un estado mandón. Con
88 mil 350 unidades de producción, y un hato bovino de cerca de un millón
de cabezas, se coloca entre los cinco estados del país que más becerros
produce al año.
En suma, el campo tamaulipeco es de los que más aporta a la
seguridad alimentaria del país.
Lamentablemente, es algo que, de poco o nada ha servido porque,
contrario a lo que esperaban los productores, el sexenio que encabeza,
Andrés Manuel López Obrador, es el que más los ha castigado.
La gente del campo tamaulipeco confió ciegamente en las promesas
de campaña del mandatario federal, sobre todo cuando les adelantó que
habría apoyos para el sector como nunca antes en la historia, pero desde
los primeros meses de la actual administración entendieron que habían sido
engañados porque sucedió todo lo contrario a lo que esperaban.
Desde el 2018, el gobierno lopezobradorista desapareció
prácticamente todos los programas de subsidio al campo con todas las
consecuencias que eso implicó. Por ejemplo, miles de agricultores se fueron
a la quiebra, lo que a su vez provocó que grandes extensiones de tierras
quedaran en el abandono. Se estima que tan solo durante los dos últimos
años suman poco más de 100 mil las hectáreas ociosas.
Lo más grave es que la pobreza en el sector rural se “disparó”
significativamente.
Pero los productores tamaulipecos no solamente han sido
abandonados en el ámbito presupuestal. La federación también los ha
dejado solos frente a situaciones que los aquejan, como ocurre con la
vulneración a su derecho del agua de la presa “El Cuchillo”.
Por todo ello, tienen razón, de sobra, los productores de Tamaulipas
al estar enojados con el gobierno federal, y es válido su amago de castigar
en las urnas al partido en el poder.
Pero más allá de qué partido vaya a ganar, en el 2024, la presidencia
de la República, ojalá que quien encabece el nuevo gobierno federal
entienda que el campo debe estar en manos de verdaderos expertos. Este
sexenio que está a punto de concluir es la prueba fehaciente del grave error
que es dejar que las decisiones las tomen los políticos.
EL RESTO.
BUEN COSCORRÓN.- Hay que reconocerle el mérito a la presidenta
de la mesa directiva del Congreso del Estado, Linda Mireya González
Zúñiga, por ese “coscorrón” que les acomodó a los diputados impuntuales,
que cada semana retrasan hasta con dos y tres horas el inicio de las
sesiones ordinarias.
“Con sumo respeto les digo: la próxima sesión se iniciará puntual. Ya
no habrá retrasos, porque no podemos convertir esta soberanía en una
cueva de irresponsabilidad y falta de respeto” sentenció.
La verdad, ya hacía falta el regaño.
ASI ANDAN LAS COSAS.