Enrique Diez Piñeyro Vargas
Mucho dio de que hablar en los recientes días el estado de salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, misma que sufrió un desquebrajo en su última gira de trabajo por los estados del sureste del país como Veracruz, Yucatán y Quintana Roo al ser diagnosticado por tercera vez de contraer Covid-19. Fueron múltiples las teorías promovidas en torno a la salud del Presidente, mismas que se acrecentaban ante la falta de claridad en la postura del Gobierno federal.
La primera postura del Gobierno de la República fue desmentir a un medio de comunicación local del estado de Yucatán, el cual afirmó que el mandatario tuvo un desvanecimiento en un desayuno el pasado domingo 23 de abril, asegurando que tal acontecimiento puso en alerta a su ayudantía y al propio Secretario de la Defensa Nacional. Tal publicación tuvo como respuesta un tuit dirigido desde la propia cuenta del presidente López Obrador, señalando dar positivo a Covid-19, descartando algún problema del corazón, motivo por el cual suspendía su gira de trabajo para regresar a la Ciudad de México y festejar de lejitos el cumpleaños número dieciséis de su hijo Jesús Ernesto.
Fue en el transcurso de la semana cuando el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, encabezó las conferencias mañaneras desde Palacio Nacional, afirmando tajantemente que todo lo publicado era orquestado por sus adversarios a través de intrigas, hipótesis conspiratorias en contra del movimiento transformador del país, y toda la cantaleta utilizada por los miembros del gobierno obradorista en contra de quienes no comulgan con sus acciones y doctrinas.
En este tema, lo que resalta es que el pasado miércoles 26 de abril, el propio Presidente de México a través de un video desmiente categóricamente a su propio Secretario de Gobernación, dejando en evidencia que lo publicado por el medio de comunicación local de Yucatán era cierto, que efectivamente tuvo un desvanecimiento y se vio en la necesidad de regresar a la Ciudad de México en una ambulancia aérea, destacando que jamás perdió el conocimiento y que fue auxiliado oportunamente por los médicos y el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional.
¿Qué necesidad había de no hablar con claridad, de mentir y descalificar por parte de Adán Augusto? ¿Qué necesidad de exponerse a que su propio jefe lo desmienta y lo haga quedar en ridículo? No es la primera vez que Adán Augusto López Hernández tiene desatinos como responsable de la política interior de país. Es tal el hambre en su anhelo por conquistar la candidatura presidencial el próximo año, que pretende acaparar todos los reflectores en vez de atender su responsabilidad como Secretario de Gobernación.
Que no se nos olviden sus lamentables declaraciones en una entrevista con el periodista Joaquín López-Dóriga, justo un día después de la tragedia suscitada en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde perdieron la vida 40 personas dentro de un centro de detención del Instituto Nacional de Migración, institución que depende directamente de la Segob, tratando de excluirse de su responsabilidad, echándole toda culpa al canciller Marcelo Ebrard, afirmando que la operatividad de dichos centros de detención depende de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En otros tiempos, un funcionario público de ese nivel ante tales situaciones ya hubiese sido destituido inmediatamente de sus responsabilidades. Caso contrario, don Adán Augusto sigue campante en sus sueños por convertirse que el próximo Presidente de México, a pesar de que sus cartas de presentación como titular de la Secretaría más importante del país no son nada presumibles.
En el caso del presidente López Obrador, todo lo acontecido mediáticamente en torno a su salud viene a darle un aire fresco a todo lo que venía arrastrando ante la postura del gobierno norteamericano con el difícil tema del tráfico de drogas, especialmente del fentanilo. La presión del Departamento del Estado de la Unión Americana en contra Gobierno de México había ya rebasado niveles nunca antes visto, al grado de señalar a las fuerzas armadas de nuestro país como cómplices directos de los cárteles de la droga, enfatizando que existen laboratorios en territorio nacional que elaboran el fentanilo que se consume en los Estados Unidos.
Esta crisis en contra del Gobierno de México pudo suavizarse momentáneamente con el tema de la salud del Presidente, situación que sin duda le ayudará a mantener sus niveles de aceptación y desviar mediáticamente la atención ante muchos temas que aquejan al país. La comunicación política es un atributo que nadie puede negarle al presidente López Obrador. Sabe manejar a la perfección estas situaciones de crisis y no será nada descabellado que en los próximos días algún adversario político vaya a pagar los platos rotos haciendo uso del aparato de gobierno.
“La política, cuando es un arte y un servicio, no una explotación, se trata de actuar por un ideal a través de las realidades”: Charles de Gaulle.