Rogelio Rodríguez Mendoza
LA LEY ES PARA TODOS.- Una de las características de la ley es su generalidad. No se les puede aplicar a unos sí y a otros no. Eso es algo que todo ciudadano deberíamos saber, con mayor razón cuando se trata de profesionistas, aunque no necesariamente sean abogados.
Vale el comentario por una reciente iniciativa presentada por la diputada de Morena, Magaly Guillermina Deandar Robinson, a través de la cual propone reformar el Código Penal para excluir al hombre como sujeto pasivo del delito de violencia vicaria.
En palabras llanas, propone la legisladora reynosense que solo la mujer pueda ser víctima de violencia vicaria, como se define a aquella violencia ejercida sobre una persona a través del maltrato a sus hijos o hijas.
El agresor utiliza a los vástagos para causarle dolor, sufrimiento o angustia, a la madre, o viceversa
La diputada morenista pretende que se excluya a los hombres como víctima de ese delito, como si no hubiera mujeres que recurren a la misma práctica para dañar a sus maridos o parejas.
Sin duda, es bien intencionada la propuesta de la diputada fronteriza, pero está sustentada en una falacia que, insisto, más que dolosa se origina por el desconocimiento de la ley.
Esperemos que antes de dictaminar la iniciativa, las comisiones legislativas pidan opinión a la fiscalía general de justicia y al Poder Judicial.
MINITA DE ORO.- Si de verdad la lucha o combate a la corrupción va en serio, las instancias competentes deberían comenzar por indagar los contratos que los gobiernos otorgan para pavimentación de calles.
Ese rubro ha sido convertido, desde hace muchos años, en una auténtica minita de oro para servidores públicos y particulares.
Con el añadido, de que se trata de un negocio que no deja rastro porque la misma naturaleza se encarga de borrar cualquier evidencia.
¿Cuánto tiempo calcula usted que tarda una calle rehabilitada o bacheada para que vuelva a dañarse? Exacto, semanas o meses.
Son cientos o miles de millones de pesos que se desvían de las arcas públicas a través de esa tarea de parchar o rehabilitar calles.
Insisto: no hay forma de seguirle el rastro a la corrupción en ese rubro porque son obras cuya durabilidad es mínima, y además resulta imposible verificar que los metros cuadrados rehabilitados sean los que reporta el contratista.
Por eso nuestra insistencia de otras veces: si el discurso público del combate a la corrupción fuera cierto, habría que comenzar por prohibir cualquier obra de pavimentación que no sea la hidráulica.
Seguir con el parcheo de calles es solamente un pretexto para continuar saqueando impunemente los presupuestos públicos, como viene sucediendo desde hace décadas.
EL PADRINO.- Si damos por cierta la declaración del presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado, Humberto Prieto Herrera, al asegurar que, Irving Barrios Mojica, seguirá al frente de la Fiscalía General de Justicia del Estado, hasta el 2027 cuando concluye el periodo para el que fue electo, resulta evidente que el michoacano tiene un muy buen padrino en las cúpulas del poder nacional.
Solamente de esa forma se explica que pueda continuar en el cargo a pesar del desastre en que tiene convertido al sistema de procuración de justicia del estado.
Hacia dentro y hacia fuera de la instancia responsable de perseguir e investigar los delitos, hay coincidencia de que los enormes rezagos en carpetas de investigación, en la resolución de delitos, y en el cumplimiento de órdenes de aprehensión, hacen que sea esta la peor época que ha vivido la fiscalía.
Por eso llama la atención la afirmación del también coordinador de los diputados de Morena, descartando el inicio de algún procedimiento legislativo para destituir al fiscal.
De hecho, nada de malo tendría que Barrios Mojica continuara en el cargo hasta el 2027, o incluso que se reeligiera por un segundo periodo, siempre y cuando los resultados en procuración de justicia fueran satisfactorios.
Pero no, la situación es un desastre en la persecución e investigación de los delitos.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.