María José Zorrilla
Ojalá y no nos hubiera tocado ahora en Vallarta padecer el asesinato de un joven candidato en plena campaña. Con tristeza sabemos de antemano que jamás serán esclarecidos a cabalidad estos estos cobardes y deleznables actos que dejan sin palabras a toda una población. El crimen del Dr. Paco Sánchez ex Regidor y candidato a Síndico por el Verde para Puerto Vallarta en la planilla que preside Luis Munguía empaña la elección, cambia el rumbo de las cosas y aterroriza a todos. La semana pasada hablaba del olor a miedo. Pasamos del olor del miedo al dolor por el miedo de tener aquí frente a nosotros una mafia que muchos no habíamos percibido. Tenía pensado escribir sobre la percepción ahora que el tema son las campañas y los debates. Estuve tomando taxis porque le di un pequeño golpe a mi auto y fue muy interesante darme cuenta de que la gran mayoría de los choferes estaban muy a favor de Morena porque decían que a ojos vistas todo estaba mejor que antes. Qué México estaba mejor que nunca. También me toco conocer a otro que le va Xóchitl porque dice urge un cambio. Venía de Acapulco y tuvo que dejar su negocio de venta de chatarra industrial hace 5 años, debido al cobro de piso que pasó de 10 mil pesos mensuales a 50 mil. Dice que así está todo Guerrero. Nada funciona sin pago a derecho de piso. El otro se veía más instruido y tenía una manera de pensar menos obstinada que el taxista que dijo que Xóchitl había ido a vender México a los Reyes de España. Cuánta ignorancia, pensé. Otro dijo que no le gustaba la gente preparada porque los veían para abajo, que AMLO si los entendía. Intuí lo bien que maneja AMLO el marketing de la percepción. Ahora la percepción que tenemos en Vallarta es de verdadero temor porque este crimen nos deja sin palabras. Los jóvenes candidatos del verde se veían desencajados por la noticia y por la pérdida de su íntimo amigo. Imagino que aterrados de lo que se viene y lo que significa este homicidio. Leía en un link de UNO TV que al 19 de abril 28 aspirantes algún cargo en el país habían sido asesinados. A esa cifra deben agregarse los de los últimos nueves días incluyendo nuestro apreciado exregidor hijo de un Doctor que había sido electo el primer candidato independiente de Puerto Vallarta que llegó a regidor hace algunos trienios. En Guadalupe Nuevo León ayer renunció a su candidatura una joven porque le habían balaceado su carro, en Zacatecas 200 aspirantes a presidente municipal renunciaron a sus posiciones y cuántos más habrán de morir, sufrir el sacrificio de seguir adelante con pánico, bajar el ritmo o pactar bajo amenaza de muerte. Este acontecimiento me llevó a reflexionar si hemos llegado a vivir como en el Viejo Oeste. Carmen Moran Breña en El País escribía en febrero “Las elecciones en México siempre vienen precedidas de decenas de asesinatos. Matar es la forma de definir el cartel electoral: si un candidato se revela como posible ganador, el adversario le dará dos tiros y asunto arreglado”. Vaya sentencia más lapidaria que desgraciadamente se empieza a convertir en una trágica realidad. Ojalá que el debate por la grande, que está a unas horas de iniciar antes de que concluya esta columna pueda darnos un nuevo hálito de esperanza. Ojalá que lo dicho por Rubén Salazar en El País, “México no acaba de digerir la alternancia en el poder” empiece a ceder paso a la alternancia tranquila, civilizada y democrática. México ya necesita y merece un gobierno con cien por ciento de capacidad, honorabilidad y voluntad para sacar de esta violencia no sólo los procesos electorales sino a todo el país que parece haber caído en manos de un poder alterno que gobierna, mata, decide y hace lo que le viene en gana. Ojalá fuera posible detener esa mano tenebrosa que mece la cuna de un país de más de 120 millones de habitantes que estamos bajo amenaza de un poder fáctico misterioso y oscuro que decide quién vive, quién muere, quién cobra, quién coopera y quién obedece. Ojalá los que apostamos por Xóchitl podamos ver el inicio de una luz ante esta oscuridad que ya no es olor a miedo es terror real y no infundado. Ojalá México ya no nos duelas tanto.