FRANCISCO
EL MENSAJE EN LA
El Contador Tárrega
Con mucho gusto y orgullo (discúlpenme por eso) les comparto el segundo escrito de mi hija Zaida, quien, como ya expliqué en un mensaje anterior, ha externado su deseo de continuar mi labor de escribir. Así que, sin más preámbulos, aquí va:
“Si crees que no existen buenas personas, sé una”.
¿Se imaginan si más personas pensaran esto? ¿Cuántas personas buenas no habría?
A las personas hoy en día les han fallado tantas veces, que han perdido la fe en encontrar buenas personas en el mundo, pero oye amigo, ¿por qué tendrías que pensar que TODOS SON MALOS si no has conocido a todos?
Ser una buena persona te llena el alma como ninguna otra cosa en la vida; hacer feliz a una persona te hará sentirte la persona más genial en el mundo,
¿Recuerdas a ese niño que empacó tu mandado y le diste una moneda un poco más grande que las otras? En ese momento tú hiciste feliz a ese niño.
¿Recuerdas cuando en la primaria hiciste una hoja llena de papelitos pegados por sin ningún rumbo y se la llevaste a mamá con una sonrisa el día de las madres? Ese día hiciste a tu mamá la mujer más feliz del mundo.
Ser buenos con las personas no nos cuesta nada, hacer feliz a alguien un instante tampoco, y te aseguro que esa persona recordará esos cinco buenos segundos que le hiciste pasar, al menos por el resto de su día.
¿Qué pasaría si alguien llegara contigo y descubrieras que es una persona generosa, sincera, transparente, empática… qué pasaría con tu creencia de que TODOS SON MALOS? ¿Cambiaría?
El amor está, los buenos sentimientos y las buenas intenciones están, pero todos los quieren cuidar tanto al pensar que están en peligro de extinción que los esconden en lo más profundo de su corazón y difícilmente los demuestran.
Ahora imagina que tú llegas a la vida de alguien que piensa igual que tú, y fueras tú quien le demostrara que los valores están, el amor por los demás está. Imagina que llegas a la vida de alguien que perdió la esperanza de conocer a alguien sincero y fueras tú quien le regresara todo ese amor, toda esa felicidad y todos esos buenos pensamientos que alguna vez perdió.
Amigo, si piensas que la posibilidad de conocer una buena persona es de una en un millón, entonces te invito a ser ese uno en la vida de todos los que te rodean.
Ya no protejas más tu corazón. ¿Y qué si le hacen daño? ¿Por qué lo van a dañar? Si tú das amor y te lo quitan, puedes generar más. El amor es infinito y puedes multiplicarlo sin fin, así que no tengas miedo de demostrar que eres sincero y leal, y si una persona te falla, da la vuelta y sigue adelante, te aseguro que encontrarás a alguien con el mismo deseo de encontrar personas buenas.
Leí hace tiempo la historia de una joven que se fue de voluntaria a un centro de alojamiento de niños moribundos en África. Se quedó bloqueada al entrar en ese lugar sucio y lleno de carencias. Sin embargo, las hermanas de la caridad que lo dirigían se encontraban llenas de alegría. Una de ellas le pidió a esta chica que atendiera a un niño de unos dos años que, en un rincón, lloraba desconsoladamente, pero sin fuerza. La joven lo cargó y notó que ardía en fiebre. Ella no sabía qué hacer, y la monja le dijo “solo dale todo el cariño de que seas capaz, a tu manera”. La muchacha lo abrazó fuerte, le cantó, lo arrulló. El niño dejó de llorar, le sonrió, y cerró sus ojos. Después de un rato, la joven buscó llorando a la hermana y le dijo que el niño no respiraba. La monja certificó su muerte, y le dijo a la muchacha: “Ha muerto en tus brazos, y con tu cariño, le has adelantado quince minutos el amor que Dios le va a dar por toda la eternidad”. Muchos no lo entienden, piensan que el amor es para débiles y no se dan cuenta de que el amor es el único que tiene el potencial para sanar cualquier tipo de dolor o sufrimiento.
La frase “hoy por ti y mañana por mí” está mal dicha, es hoy por ti y mañana por quien lo necesite, porque la felicidad se comparte y no se requiere nada a cambio, el hecho de hacer feliz a alguien más será lo que a ti te hará feliz en ese momento.
Chicos, sean el milagro de esa persona que los necesita.
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