mayo 16, 2024
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Desiderio García

Cuando un amigo se va…

enero 26, 2024 | 219 vistas

“No entres dócilmente en esa buena noche,

Que al final del día debería la vejez arder y delirar;

Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz…”

Falleció el profe Velarde, como le llamábamos de cariño quienes tuvimos la suerte de ser sus alumnos y amigos, falleció en una tarde de enero cuando su corazón se cansó de seguirle el ritmo a su alma inquieta. Ahora el espacio tiene un nuevo Eternauta, que seguirá hilando historias como estrellas hay en el cielo.

José Luis Velarde del Ángel nació en Ciudad Victoria en 1956, según datos de la Enciclopedia de la Literatura en México. Fue narrador, ensayista y poeta. Estudió Arquitectura en Monterrey, pero la literatura siempre ejerció en él una atracción desde la infancia; fue catedrático de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y director de Operaciones y Producción de Radio Tamaulipas. Su último puesto fue como coordinador del Consejo de Publicaciones de la Secretaría de Investigación y Posgrado de la UAT.

También fue maestro de jóvenes aspirantes a escritores cuando fue coordinador del Taller Literario Juvenil del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Tamaulipas y coordinador literario del Colegio Surval, en donde cosechó una larga lista de alumnos, pero también logró fomentar la amistad de quienes participamos en esos talleres. Antes que escritor, él se identificaba como lector y siempre tenía una buena recomendación de lecturas a la mano.

Gracias a él, conocimos de primera mano la revista El cuento de Edmundo Valadés, la existencia de los premios Hugo y Nébula, además de grandes escritores de ciencia ficción, género que le apasionaba. Desde Kurt Vonnegut, Philip K. Dick, Ray Bradbury, Isaac Asimov, Frank Herbert y muchos otros; hasta llegar a Orson Scott Card quien fuera su autor tótem, al que le rindió homenaje con el guiño de llamar a su primer hijo como el protagonista de la novela El juego de Ender.

Solo me queda agradecerle por la paciencia, las enseñanzas y la amistad. Deseo pronta resignación y fortaleza a sus familiares y amigos. Considero que la mejor forma de honrar su memoria es conociendo su obra, leyendo sus escritos y recordando la gran persona que era. Al final el cuerpo es el cascarón donde el alma paga alquiler. Las ideas son las que prevalecen y son eternas.

“Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo

maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.

No entres dócilmente en esa noche quieta.

Rabia, rabia contra la agonía de la luz.” *

*Poema: No entres dócilmente en esa buena noche, Dylan Thomas (fragmento)

 

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