Hay obras que desde su construcción se convierten en un pozo sin fondo, y como dice la raza, al hacer una evaluación del costo beneficio, pues simplemente se baja el cero y no contiene.
Y parece ser que es el caso de la carretera más polémica de Tamaulipas la llamada Juan Capitán El Chihue, mejor conocida como la “Rumbo Nuevo”.
Esta carretera, que la verdad vino a acortar distancias y evitar muchos accidentes y muertes, fue muy costosa desde su inicio, porque el gobierno de Manuel Cavazos Lerma, le invirtió mil 300 millones de pesos.
Pero algo sucedió, situaciones que no fueron muy claras, pero se dijo que había muchos derrumbes y presuntamente eso obligó a Tomas Yarringtón a inyectarle 750 millones de pesos más, para concluirla sin riesgo alguno para el automovilista.
Finalmente fue inaugurada por Tomás y el presidente de México, Vicente Fox un 10 de agosto del año 2003.
Pero hoy en día, el abandono, y quizás algunos otros argumentos no conocidos, llevan a proponer que la privatización de esta importante rúa, y aunque en un inicio se pensó en que solamente el transporte de carga pagaría la cuota, ahora se planea que el cobro de peaje sea para todo tipo de transporte.
Obvio, como sucede en todas las entidades en donde hay carreteras de cuotas, los residentes aledaños estarán exentos de este pago, y la verdad no podría ser de otra manera, porque entonces sería mucho abuso y exceso.
En fin, el plan ya está en marcha y el secretario de obras públicas del Estado, Pedro Cepeda Anaya, estima una inversión del orden de los 700 u 800 millones de pesos por parte de la iniciativa privada para su rehabilitación y mantenimiento, por ello le darían la concesión del manejo por 30 años.
Sin lugar a dudas que será un gran negocio para los inversionistas de este proyecto, porque no hay otra alternativa de paso para llegar al centro o sur del país, por lo menos para quienes intenten hacerlo en su trayecto por la capital tamaulipeca.
Bien dicen, dinero llama dinero, y amigos… a los amigos…
LA ÚLTIMA
Se ha dicho una y otra vez que el poder no se comparte, y quienes lo tienen lo ejercen a plenitud, cada quién a su manera, y una muestra de ello es el relevo en la rectoría de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Como es del dominio público, de manera sorpresiva se dio la renuncia del hoy ex rector Guillermo Mendoza Cavazos, y el relevo con Dámaso Anaya Alvarado.
La verdad es que la renuncia del hoy ex rector no fue sorpresa, porque desde la llegada del nuevo gobierno se esperaba, lo que sorprendió es que no hubo visos de que se fuera a dar en estas fechas.
El manejo fue tan discreto que hasta los mismos colaboradores de Mendoza Cavazos fueron sorprendidos con la noticia.
El punto es que, al retomar el control de la máxima casa de estudios, la Auditoria Superior de la Federación anuncia una revisión a los movimientos financieros.
De tal manera que esta noticia, trajo consigo una serie de especulaciones, entre estas, que sin lugar a dudas van a encontrar inconsistencias en el manejo de los recursos por la influencia del gobierno cabecista.
Verdad o no, que vayan a detectar irregularidades, eso se sabrá en su momento, pero por lo pronto, en lo domestico, la presidenta de todas las juntas en el congreso del Estado, Úrsula Salazar Mujica, también advirtió que ese poder estará pendiente de las cuentas públicas de la UAT.
Queda claro, que la máxima casa de estudios de Tamaulipas está bajo el control del grupo gobernante, y eso sin lugar a dudas que vendrá a beneficiar a los jóvenes que ahí se forjan, porque institución y gobierno caminaran en un mismo sentido y objetivo.
Los que se fueron no terminan por entender el manejo del poder que un día ejercieron, pero el tiempo les recordará quien lleva la batuta.
